sábado, 7 de junio de 2008

MIRADAS A LA ESCENA (I)

Al hacer cierto ejercicio de retrospectiva sobre lo que se ha ofrecido por nuestros teatristas para el lapso del mes de mayo – junio, se constata una diversidad de montajes, propuestas y espectáculos que servirían para dar alguna clase de indicios del comportamiento del teatro nacional. Ello no supone que el teatro sea más comercial o menos de arte, menos popular o más elitesco pero, si podría indicarnos que, en lo referido al espectro de productos teatrales se logra verificar que la cartelera ha venido ofreciendo de todo un poco. Para una crítica ortodoxa y alejada de la dinámica teatral de estos tiempos podría indicarle falta de riesgo, ausencia de lenguajes, actitud desdeñosa frente a asumir retos de investigación y, hasta poder levantar su vox autoritas para decir que el teatro está muerto, que los sesenta / ochenta del S.XX la vanguardia, la renovación, la experimentalidad –tanto de la dramaturgia como de los procesos de puesta en escena como el oficio histriónico- si decían cosas, que estaban a la par de los tiempos sociales, políticos, conceptuales, estéticos e ideológicos que podían sacudir cualquier preceptiva adocenante de lo que es la maquinaria producción-circulación-consumo del hecho cultural teatral. No quiero indicar con ello que estos ortodoxos no tengan razones valederas; quiero exponer que hay cambios dentro del concepto de producción, giros dramatúrgicos en algunos autores que aun han sido validados y analizados en enteza por el analista / investigador del teatro. La dramaturgia es un fenómeno singular. Sus viejos acólitos trabajan a menor ritmo (léase, R. Santana, X. Moreno, J. Vidal, I. Chocrón entre algunos) pero ¿qué decir de las miradas textuales de G. Ott, E. Palencia, V. Vegas, A. Teresa Sosa Llanos por solo indicar un pequeño contingente que asumen su trabajo con empeño? ¿Es que sus escritos no traducen nada al contexto socio cultural idiosincrásico nacional? Bueno, se hace más especificidad en la comprensión del estudioso de sus piezas para armar el puzzle de sus intenciones temáticas y ver si la fibra medular de sus indagaciones tendrán o no sentido al pasar unos cinco o diez años de haberse concretado. La nueva crítica nacional (representada por J. Martins, C. Rojas, L. A. Rosas y J. Lugo) apunta en distintos ámbitos de publicación electrónica o impresa, unos con más músculo analítico, otros con cierta audacia y ¿por qué no decirlo? Con aprehensión / timidez sobre lo que significa, trasciende e impacta desde la óptica de los “emergentes” sentidos hacia donde apunta la escenificación de este teatro, de las diversas estructuras de contenidos (temático conceptuales) como las formas discursivas que exponen el oficio de concretar a esa dramaturgia nacional en las tablas. La otra cara de la moneda (E. A. Moreno Uribe e, incluso, la mía) puedo atreverme a calificarla que se mueve entre un intento de crónica periodística a imbricar con sus altas y bajas, el estetoscopio de la mirada para ver como anda el pulso / ritmo de impacto de esa indisoluble dupla texto / espectáculo. Por principios éticos, es difícil para quien suscribe, entrar en profundidad sobre el tema. Empero, para unos y otros, con mayor poder de análisis, mayor agudeza “crítica” y con el estar en el ahí y el ahora para dejar memoria en periódicos, Blogs y en páginas WEB es que se visualiza más desde el impresionismo (tipo crónica, limitada entre 1500 a 4000 caracteres) de lo que va siendo realidad ofrecida / concretada como “productos” teatrales por parte del universo de grupos y compañías -tanto independiente como subsidiodependientes- hasta, incluso por la creciente incidencia que está dando la Compañía Nacional de Teatro. El vaivén de este hacer no dirá que acá no sucede nada. Hay cantidad, relativa calidad pero mucha oferta. Baste mirar el circuito este (Teatro Trasnocho, Escena 8, CELARG, Espacios “José Ignacio Cabrujas”) y se puede tener una idea de la relación teatro comercial tipo “COLICO” tal y como lo etiquetó L. A. Rosas o, también con dejos de comedia bien asentada y una que otra producción de relevancia capaz de atraer un cierto segmento del público que no desean consumir teatro ligero sino apuestas a una mirada más comprometida con autores y capacidades de resolución teatral. El otro circuito de mayor fuerza en exhibir montajes con distintos grupos sigue siendo el Ateneo de Caracas. Allí, grupos emergentes, medios y consolidados han presentado montajes tanto para adultos como infantiles que hacen que la percepción sea más ecléctica en cuanto al valor de buscar resolver la ecuación de equilibrio teatro comercial puro con figuras de farándula y plantillas actorales cuasi puras donde actores, actrices, diseñadores, realizadores y hasta los mismos reggiseurs no están tentados a buscar a como de lugar a ese “monstruo de mil cabezas” que hace que los mecanismos del mercadeo o el forcejeo económico de tener una buena publicidad o una mayor contundencia en la promoción marquen la diferencia en la taquilla y ejercer con aspiración que eso que algunos llaman “temporada” vaya más allá de las consabidas tres semanas de exhibición de tal o cual propuesta. Hacia el oeste la situación es más particular. Mi percepción es que allí si ocurren aspectos a estudiarse con detenimiento que van desde el convivio (público – creador –artista) pasando por asentar ante la mirada de un espectador más heterogéneo (pero aun por saberse cuan o no penetrado por las influencias mass mediáticas) asumen el compromiso de expectar proyectos, producciones y espectáculos que, por lo general, son rara vez cotejados en otras salas / circuitos de la urbe. Lo cierto es que en esta primera parte apuntaré que la marquesina de estas salas y circuitos ha estado marcada por una inocultable dinámica. Las preguntas serán entonces:¿cantidad versus calidad? ¿Se atiende las necesidades y expectativas del público? ¿Hay alguna clase de verdadero riesgo en el hacer de dramaturgos, directores y grupos? ¿Es verdadera la crisis del teatro nacional? Si es la última cuestión es cierta, entonces, ¿cuáles son sus síntomas y que se debe hacer para resolverlas en el menor tiempo posible? El teatro es cambiante y debería mover conciencias y tomar el pulso del tiempo social, cultural, económico y político que la Venezuela del año 2008 vive. Aun resta seis meses de actividad para tener una visual más a fondo de la acción – reacción del sector escénico tanto caraqueño como regional. Iremos viendo, analizando, interesando y si es posible, dejando alguna reflexión que sirva de brújula para decodificar lo que es caro para la “crítica teatral especializada”: un teatro “cuatriboleado” con ganas de superarse. Amanecerá y veremos. En todo caso, el horizonte del próximo Congreso Nacional de Teatro Barquisimeto 2008 está a la vuelta de la esquina……¡Veremos, si ello no se comporta bajo lo que una vez califique como el “Síndrome de las complacencias mutuas”. Habrá que esperar a finales de julio para saber.