domingo, 4 de mayo de 2014

El TEATRO HIPERREALISTA DE IBRAHIM GUERRA

Partiendo de un cuestionario relativo a la trayectoria y conceptualización del Teatro Hiperrealista que ha desarrollado el reconocido dramaturgo, director, guionista, docente universitario y artista plástico Ibrahim Guerra que me formulase la amiga Deisy Gil Barrios para su Trabajo de Grado. He optado compartir estas respuestas con los amigos lectores.


Según su criterio, ¿Cuál es el legado más importante de Ibrahim Guerra al teatro contemporáneo?

Hablar de legado cuando un autor y creador aun está vivo es algo que debe manejarse con cuidado. Ibrahim es uno de los dramaturgos, directores y guionistas de TV –entre otros campos de su accionar académico y artístico – que,indudablemente lo han convertido es referencia notoria en el quehacer del teatro nacional con proyección internacional.

Es un artista y un ser crítico por naturaleza; intenso y apasionado, curioso y perspicaz con los medios creadores que tenga a bien usar. El teatro nacional contemporáneo ha tenido uno de sus aportes – y si se quiere llamar “legado”, pues habrá que verse en perspectiva, más adelante – ha sido el trabajar con un teatro que él etiqueta como “hiperrealista”.

La realidad en franca imagen y casi sin atisbos de ser una ficción al receptor. Las situaciones están ahí mostradas con su carga de drama y cotidianidad pero marcadas por el arte de una sensibilidad reflexiva que inserta lecturas a la misma; por tanto, es un teatro que toca y propone, un teatro que incita y genera curiosidad porque parece real, tan real que por ello toca el híper sentido de naturalidad. Si ello trasciende en seguir como ejemplo en otros autores se podrá decir que fue un importante legado desde el mundo de las letras dramáticas.

Pero su verdadero legado ha sido – y sigue siendo – su capacidad de ser un auténtico creador, un ser artista comprometido con hablar y formar, una persona atenta a los lenguajes y a las expectativas de su tiempo lo cual le compromete a ser un agente dialéctico con esta era contemporánea.

Desde ese sitial, Ibrahim es luminoso porque es crudo, fuerte, ácido, tajante, sincero y comprometido a no ser alguien estático sino dinámico. Es un legado que ha forjado la visión y formación de otros profesionales que han tenido la suerte de estar a su lado tanto en el aula como en los espacios de la realidad productiva del arte sea bien la televisión, el cine, o el teatro.

Hombre polémico y nunca incansable. Su legado es ser auténtico y sin dobleces en un tiempo donde muchos se esconden y no son capaces de afrontar desde la trinchera de la creación reflexiva un aporte para que la cultura y el arte avancen.

¿Cuál es su opinión sobre la modalidad “teatro hiperrealista“, desarrollada por Ibrahim Guerra, la cual según el propio Ibrahim Guerra: no ocurre frente al espectador sino con él?

Ibrahim Guerra ha venido explorando y desarrolló para sí como para el teatro venezolano del s. XX y muy probablemente lo que será el actual, un género que podría ser innovador en cuanto a que apela a la agudización de lo cotidiano, a la exaltación del sentir del ser social y la expansión de las situaciones hasta un límite que la misma realidad apenas no puede ofrecer. Desde esta perspectiva, cada sentimiento, cada situación, cada radiografía del personaje ante su sino existencial se magnifica y es capaz de irradiar otras lecturas que, por lo general pasan desapercibidas al más agudo de los lectores o de sobre pasar la atención del mirar del hombre o mujer en lo cotidiano.

He ahí que, el teatro hiperrealista tiene un sentido y una lógica dialéctica, una significación y una potencia significante porque sitúa sobre el choque de las cosas que damos por sentado, aspectos que pueden desfigurarse por la intervención de las subjetividades, por la extrapolación de prejuicios sobre la acción y el detalle. En ese núcleo lo intangible de cada suceso irradia su propia fuerza de connotación que hecha palabra, convertida en acción o envestida de reacción quita las capas más internas de lo que la realidad entraba.

Será sino el lector/espectador quien luego de estar frente a una de las obras de Guerra quien otorgue el sentido último de la verdad de lo real pero sabiendo que esa verdad siempre está marcada por lo relativo del aquí y ahora donde se lea o donde se vea representado.

Esa hiperagudización de la realidad dentro del concepto de género hiperrealismo hace que la dramaturgia de Ibrahim Guerra sea un aporte de interés que se debería seguir por otros autores para ver como se expande, como se auto transforma y se revierte en seguir alimentando el sentido de hablar de lo real con la lupa amplificada que este género nos aporta.

¿Recuerda alguna de las producciones de Ibrahim Guerra? ¿Cuáles?

Como espectador logré ver en momentos distintos y lugares totalmente disímiles piezas como A 2,50 la cuba libre, La última noche de Fedora o La Boda. Se de otro título como La noche ardiente del malecón pero aun no la he leído y visto escenificada. Las tres primeras siempre sorprenden, siempre uno sabe lo que va a ocurrir pero jamás puede uno lograr saber a ciencia cierta que me va a proponer como lectura final desde la potencia de su representación.

Es un género que aun podría definirse como novedoso aun cuando desde la capacidad creativa y dramatúrgica que seguirá trabajando Ibrahim, este género o forma de expresarse dentro de la escritura dramática está bajo la potente lupa de su ingenio y que, implícitamente, como dramaturgo incisivo no la dejará en ese estadio de potencia germinal que aun cuando ya ha dado frutos seguirá liberándose con mayor énfasis a futuro.

Una vez que él como autor persista en profundizarla generar+a en consecuencia una acción escénica a la par pues ahí la lectura su exploración con el hiperrealismo tiende a seguir sorprendiendo, sacudiendo las miradas incautas y por qué no, hasta de convertirse en una dramaturgia que genere extrañeza a las formas de recepción que tiene el lector/espectador que en búsquedas de un teatro realista o naturalista engarzado en el drama o la comedia hará un click de empatía porque en los trasfondos de cada uno de los argumentos hallará asuntos y temas nunca exentos de reflexión.

Comedia, farsa, drama, humor negro, lenguaje directo, personajes francos y punzantes, situaciones verosímiles y a la vez jugando con la absurdidad de cada evento hacen que la lectura del público sea inusual y hasta explosiva. Ese es uno de sus secretos más firmes: lograr que el público jamás salga plenamente convencido si lo que vio era totalmente real o que superó los límites de esa misma realidad que imaginaba o suponía conocer y hasta manejar.

¿Cómo ha sido la evolución de la producción teatral en Venezuela las últimas tres décadas?

La evolución de la producción teatral en el país desde los últimos 30 años ha ido variando, multiplicándose, diversificándose y hasta tenido momentos de involución. Todo ello es parte de la dinámica que se da entre los productores de arte, el quehacer de grupos y compañías así como de los procesos de gerencia, gestión y producción tanto de los artistas productores como de las instituciones culturales públicas o privadas en cuanto a cómo dinamizar en un momento tal o una circunstancia dada, eso que entendemos como producción teatral. En todo caso, diré que ha sido creciente, atrevida en algunos momentos y parca, en otros. Esto es parte de la naturaleza de la misma dinámica de generar algo que decir o algo que ofertar desde el territorio del arte teatral al país, al tiempo donde se verifica tal praxis o para lo que significa los procesos artísticos que llevan a cabo artistas, grupos, compañías, entes culturales o bien, el estado nacional, regional o municipal.