sábado, 19 de abril de 2008

¿SUEÑO CARIBEÑO?

¿SUEÑO CARIBEÑO? Me he acercado a visualizar la reposición del espectáculo Sueño de golpe Danza aérea, que “levantó” telón de reposición, el viernes 03 de Abril en la Sala “Anna Julia Rojas” del Ateneo de Caracas. Trabajo sugerente, atractivo y cargado de poderosa subjetividad que contó con la rigurosa dirección de Francisco Denis y detallada coreografía de Talía Falcón. Y, digo “reposición”, porque que fue exhibida el pasado Noviembre de 2007. Montaje retomado por la agrupación Río Teatro Caribe para la temporada 2008 y que se extenderá hasta el 27 de Abril. Pocas funciones pero que de seguro acogerá al público joven que sabe sentir a este colectivo como el más atípico de los que se muestra en las salas y espacios teatrales del país. Río Teatro Caribe ha sabido inquirirse con seriedad conceptual y lúdica experimentación ¿Cuáles deberán son las exigencias que se adecuen al trabajo del cuerpo en movimiento?, ¿Cómo manejar la conjunción del signo imagen con la función gesto / palabra a fin que abra nuevos canales de significación en la relación escénica y la recepción del espectador? Pero también ¿Cómo se debe trabajarse una visión subjetiva a fin de re-crear distintos paradigmas imaginarios ante su público? Al situarnos en la realidad del teatro venezolano afirmo que son uno de los escasos grupos que sabe lo que desea en sus trabajos. Con sus fortalezas y debilidades, tienen el distintivo toque de la disciplina, la indagación y, sobre todo, disciplina en su preparación artístico técnica factores que se han afianzado para que brillen con luz propia nacional e internacionalmente. Ello no ha sido gratuito sino producto de una unidad creadora que se activa tanto de su plantilla como con el apoyo de otros artistas invitados. Han conformado hitos vanguardistas a tono con lo que se verifica en otras latitudes. Sabemos que experimentan a fin de crear discursos consistentes y poseedores de una sugestiva magia signica. Río Teatro Caribe se conformó hace ya casi veinte años en una población sucrense que les dio su nombre. Se han conjugado en dos tiempos: uno, regional; el otro, en nuestra urbe. En ambos espacios geográficos han hilado sin cesar para crear un dialogo con lo espectacular pero asumido con los instrumentos ganados tras su versátil formación, sus vivencias y el acertado tino de ir siempre más allá. Un colectivo pensante y con una praxis continua donde ilusión es riesgo y riesgo, vital concepto. Cualquier andamiaje gestual o de herramientas corpo-expresivas ha sido colocada al servicio de posibilitar rupturas con la forma convencional y, aun mismo tiempo, imbricar el movimiento y lo visual al factor deslumbrante de lo teatral. Los frutos han sido cosechados sin prisa pero sin pausa. Cada proyecto fue amoldado con asertivo trabajo experimental pero siempre insistiendo en dejar de lado lo manido que, de alguna u otra forma, intuían estaba edulcorando el discurso creador de parte del medio teatral y dancístico nacional. Ello se convertirá en su más enfática como convicente obsesión. Su pretérito y actual presente ha sido marcado con propuestas que van desde Violeta -que paso algo bajo la mesa- hasta crear conmoción con su Célebre Especialista en el Gran Hotel Europa (1999). De ahí en adelante, el teatro nacional y el público estarían más pendientes de sus trabajos. Sumarán así, cerca de una docena de montajes. Los más acabados después de Célebre Especialista han sido: Terra Nostra (2001) y El temblor de la sonrisa (2005) porque fusionaron no solo un sólido concepto estético sino la presencia de un riesgo escénica inusual. Río Teatro Caribe no trabaja para complacer gustos comerciales ni ganar la aprobación de la crítica. Asume el oficio como presión constante donde la ebullición de la pasión está sometida al fuego de una firme trayectoria profesionalidad y una entrega sin concesiones. Sus logros –gústenos o no- abrigan lo disímil y polisémico. Al diseccionar parte de sus ejes estilísticos se puede decir que estos se hayan anclados en la valoración de lo signico visual a fin de erigir puestas sometidas al flujo / reflujo de una estética que no se consuma en el paso los montajes sino que se perfile de forma dosificada a través de la pertinencia de una decantada técnica y sabio uso de la tecnología que evita ocultada y que muestra sus íntimos resortes. Hay en sus trabajos no la improvisación sino innovación calculada y una resemantización del signo y el código para ponerlos al servicio de nuestro subconsciente. Danza, acrobacia, actuación y exploración permanente del espacio son parte del arsenal para construir cada unidad creativa. Sus fundadores, Francisco Denis (director y actor) y Talía Falcón (coreógrafa y bailarina) como a muchos otros que se han integrado como excelentes profesionales a este colectivo han empleado a fondo lo multidisciplinario y esa actitud nos habla muy bien de ellos. Con Sueño de golpe Danza aérea cada espectador tiene que asumir su propio sentido de decodificación / recodificación. Hay que estar atento al afanoso cúmulo de movimientos, gestos y acción lúdica dentro de un marco de significación tanto en tierra como en lo aéreo donde la potencia de una banda sonora sugiere lecturas de violencia, animalidad, fuerza, lucha y contrapuestos de cosas “inexplicables”. La palabra queda prácticamente anulada. El discurso argumental queda incrustado en la corporeidad de lo ingrávido y cruzado en la tensión / distensión que cada interprete ajusta con poleas, contrapesos y arneses. Espectáculo fluido, fugaz y puntual que abre compuertas a lo subjetivo y sacude la pasividad del convivio de la platea. Sueño e ilusión son tejidos en la red del ascender y descender de cuerpos en el espacio. Son entes que rotan y se muestran como marionetas “desarticuladas” que danzan para y por una energía gravitacional concientemente manipulada. Alabo su capacidad de saberse seguros tras cada segmento de este espectáculo aunque el mismo sea percibido lento, denso y con picos climáticos muy sui géneris. No obstante hay técnica y esmero en sus interpretes (Pedro Alcalá, Isabel Barrios, Luís Armando Castillo, Talía Falcón, Natalia Molina, Hilse León y Kenz Vivas) quienes se exhibieron acompasados bajo una mixtura musical y lumínica que cautiva y que crea acertijos. Sueño de golpe ha sido estructurado no para ganar el homogéneo aplauso de la platea sino para continuar tejiendo retos al imaginario colectivo. Una experiencia que saca nuestra admiración o nuestro silencio. En fin, un espectáculo que no resulta fácil de aprehender pero que, posee matices anticonvencionales.