lunes, 23 de mayo de 2011

MIRADAS ESCÉNICAS Y RELEXIONES CRÍTICAS (I)

Mirar la escena no solo es visualizar que se exhibe como producto teatral en las distintas salas y circuitos culturales –especialmente, los que albergan producciones / montajes teatrales- sino intentar percibir ¿Cuáles son los grupos que están asumiendo el reto de escenificar? ¿Qué piezas se concretan (de autoría nacional, foránea, clásica, clásica contemporánea, experimental, etcétera) o escenifican dentro de cada sala o teatro de lo que llamamos “Gran Caracas” cuya geografía incluye parte del Estado Miranda aglutinando un radio integrado de los municipios Chacao, Sucre, Libertador, El Hatillo y Baruta? ¿Qué directores emprenden el reto de estar al frente de esas propuestas?, ¿Cuál es su estilo o forma de asumir la puesta en escena?, ¿Cuál es la naturaleza de composición de los elencos? ¿Qué tipo de recepción se da en función del segmento convocado? ¿Qué estrategias (promocional, audiovisual, periodística, de imagen externa –pendones, pancartas. volantes, afiche, etcétera- apoyaron el llamado de tal o cual agrupación? Qué tipo de respuesta se generó tras el boca a boca que hace que un espectáculo cale más que otros? Y bueno, a estas interrogantes, una infinidad de otras cuestiones que acá en este espacio podrían sugerir que eso que entendemos como dinámica teatral local, tiene altas, bajas, posee rasgos de interés de calidad o responden a coyunturas focales de un lapso dado o, sencillamente, sirve de barómetro para indicar la presión de un movimiento que puja por expresar que el teatro está más vivo que nunca o solo manifiesta un comportamiento de las relaciones oferta – demanda aunado a elementos inmediatistas que hace que la visual sea más cónsona a una percepción real o sencillamente se vislumbre como brillante momento que no irá más allá de lo que en otros trimestres ha comportado el hacer de nuestros teatristas caraqueños. Es atractivo conjugar los nombre entre Marzo - Mayo de directores -que de entrada o de salida- han venido o están haciendo labor de puesta en escena; entre ellos mencionaré a: Juan José Martín (Escena de Caracas y su trabajo escénico Contra el Progreso para Escena de Caracas), Jerico Montilla (directora de Te- Artes, con su montaje en la Sala Experimental del Celarg, Doce cosas imposibles de hacer antes del desayuno), Dairo Piñeres (escenificando con su colectivo Séptimo Piso, la pieza 4 corazones con freno y salto atrás en el Celarg; Luís Domingo González (producción para el Teatro San Martín de Caracas de la pieza de Gustavo Ott, Lyrica); Orlando Arocha (haciendo filas con el Teatro Hebú y estar dentro del marco de celebración del centenario del dramaturgo norteamericano, Tennessse Williams como su particular y polémica propuesta en el Espacio Plural del Trasnocho Cultural de Un tranvía llamado deseo), Vladimir Vera (Teatro Forte con su propuesta Goya del autor Rodrigo García en la sala "José Ignacio Cabrujas" de la Fundación Chacao –bajada por decisión del director por el acto de “censura” que le fuese aplicado al marco expositivo de fotografías de Nelson Garrido generando una ruptura inesperada para la temporada planteada y su montaje (director invitado) Guantánamo en los espacios de la Sala “Luisela Diaz”); Aníbal Figueroa (en la sede de la antigua sala La Comedia de Parque Central con Transformitos ¿versión / adaptación?, de la obra de Carlos Sánchez Delgado; Morris Gerentes (con la concreción de la pieza El Quijote no existe más en los espacios del Laboratorio Teatral Anna Julia Rojas para su grupo Teatro K; Leonel Guzmán Monteverde (de la obra Hambre para la combinación de los colectivos Fusión Creativa y Circuito Escénico en la salita experimental del Banco del Libro en la Avenida Luís Roche de Altamira Sur) y, dejando a otros directores (teatro infantil, teatro universitario, teatro comercial o teatro experimental) provisionalmente fuera de este sumario (Luís Eduardo Pérez director del grupo Entretelones, Roberto Romero Sabelli (director del T.U., de la UCV), la visual de trabajo de puesta en escena del Geranio de la dramaturga Xiomara Moreno / Teatro Premium por parte de Javier Vidal para Producciones JFK); Sandra Corrales –por El Tren de los Valores-; Consuelo Trumm (grupo Repico y su obra Cuentos y Cuentas sin rentas; Virginia Aponte para el grupo de Teatro Universitario de la UCAB en Escena 8 de la obra Tras una puerta cerrada y Flores de Papel de Egon Wolff; Noel de la Cruz del grupo Prometeo y otros (as) hacen que la contrastación de estilos, formas de aprehender el manejo de puesta en escena, formación escénica, trayectoria en las tablas nacionales, compresión de lo que es requerido para trabajar un proyecto, rúbrica de fondo que se aplica a sus conceptos del juego técnico con los elencos, reglas / entendido de lo que supone el manejo de un determinado espacio teatral y la temporalidad de los montajes. También que clase de visual o percepción tienen del trabajo creativo de otros directores sean estos de disímiles formaciones y generaciones lo cual establece si entre su trabajo y el del resto hay un mínimo de conocimiento, respeto de sus fórmulas creadoras. Está claro que su imaginario y preceptivas de lo que debe contemplar el rigor, osadía, empleo sintáctico de las reglas que demanda un trabajo firme con lo esencial de cada ámbito escénico, que su trabajo teatral no esté encasillado y sea perseverante en tiempo / espacio y coherente en expresar que su dinámica contemple su postura frente al texto como al decir con el algo al aquí y ahora de esta sociedad. Creo que la labor de escenificar, asumir puestas en escenas, dirigir, o montar, entraña que la figura del director lea para su tiempo no solo su interés personal de concretar un montaje “x” o “z” sino de estar en vital actividad ya que ello es y será indicador de la salud del teatro local o nacional. Un director es esteta. Un director es responsable de la actitud y proyección de la vanguardia creativa del momento / espacio cultural teatral donde le toca accionar. Un director debe comprender que no es sencillo los retos de conjugar la solidez de una agrupación sino de dialogar con cada uno de sus integrantes y exponerse no como el gran divo que maneja marionetas creadoras (desde diseñadores a actores) sino un elemento dinamizador que suma que convierte desde su ángulo de trabajo otras metáforas sobre la realidad, de hacer metalenguajes de lo que el texto, versión o adaptación le sugiere; que su verdad está siempre expuesta ante propios y extraños y que la validación de su trayectoria está no en hacer o verse el ombligo para solazarse en su logro / crecimiento como figura del teatro venezolano sino de dialogar con los demás creadores directores para ir discutiendo que requiere la escena de su tiempo. Un director puede ser figura autista sino interactúa constatando que ofrece la cartelera del hecho escénico que arman sus pares. Un director sordo es aquel que no entiende que solo es la sagacidad de sus productores en conseguir el subsidio, la sala o el apoyo de empresas para que su montaje esté en confrontación con el público que en apariencia le sigue. Un director divo es aquel que se presume que es formador pero sin hacerse autocrítica de sus modelos, entendidos y experiencias. Un director divo es aquel que se jacta de los centímetros por columna que visualiza en los grandes medios impresos y desde los cuales emana pareceres que se sienten como las “verdades” que rigen su trayectoria, peso artístico y capacidad de haber comprendido a fondo al autor, la expectativa del público al cual ha ganado como “cautivo” y no va más allá de nuevos espacios / públicos. Un director que no escribe su experiencia y dialoga con críticos u otros pares es un director ausente. Un director que se empalaga en solo producir por solo producir sin detenerse a pensar que el trabajo puede empezar a presentar fisuras estético conceptuales y hasta debilitamiento de las respuestas de su grupo es un director irresponsable. Un director que se niega a pensar en proyectos de riesgo que haga crecer su visual de rúbrica esteticista en un director ciego. Pero sabemos que en la viña del señor y en el terreno de la praxis de cada sala, espacio no convencional, o de su teatro la verdad de lo que puedo haber dicho tendrá o no un asidero de “verdad” y no palabras que expresan solo este parecer. La escena de este último mes (Mayo) ha tenido expresiones de alto interés. Por lo menos hay más audacia, más vuelo, más calidad, más interés por expresar, más intuición estética que en otros momentos. La voz de los espectadores la he calibrado y ello me dicen que así está comportándose esta percepción. Incluso, la de otros directores. La escena es más amplia si hiciésemos un censo de estos directores, grupo y proyectos escénicos Son nombres como Héctor Manrique, Luigui Sciamanna, Costa Palamides, Juan Carlos Souki, Gregorio Magdaleno, Juan Carlos de Petre, Luís Alberto Rosas, Santiago Sánchez, Oswaldo Maccio, Juan Carlos Azuaje, Pepe Domínguez Bueno, Gerardo Blanco, Francisco Salazar o, Paúl Salazar , Matilda Corrales y bueno así, una larga lista donde se que omito a mucha gente joven que está lidiando desde la anomia y el marasmo de los grandes nombres, salas y circuitos… Lo que sería cuestión de honor es posibilitar un Congreso con ellos, saber que no la dirección teatral no es solo lo que estos y otros (no indicados en esta nota) actúan con fuerza en las capitales de estado; que de sentarse a hablar con un temario acorde a radiografiar ¿Qué panorama ostenta la dirección teatral Venezolana ya en sus años iniciales del siglo XXI deriva diagnósticos, preceptivas, concordancias, disonancias, elementos de conjugación de métodos, empleo de lenguajes de vanguardia, apego a trabajar con lo estable o no de grupos o apelar a salvavidas “comerciales” para ver si la respuesta de taquilla es el norte a seguir o deba ser otro? ¿Es necesario que estos directores dialoguen con la crítica especializada? ¿Es necesario contar con un observatorio teatral que les permita recibir aspectos inherentes a su labor creativa? ¿Se hace necesario refrescar sus saberes o no? ¿Es válido que haya alianzas de co creación en proyectos escénicos de grupos donde un director es la única voz? ¿Es relevante que se haga un baremos de experiencias y se tienda a generar una agremiación parecida o equivalente a la Asociación de Directores de España? No pregunto más, se esperaría aunque sea, alguna que otra respuesta que dispare una acción y exprese que la verdad del teatro nacional no solo está pasando por lo que expresa la dramaturgia o la imagen de los actores. Bueno, como diría ese personaje (Eudomar Santos) de la novela "Por estas calles" de Ibsen Martínez (y no hago cuña ¡ojo!): “Según como vaya viniendo, vamos viendo!”.