jueves, 7 de noviembre de 2013

¡QUE RODOLFO SANTANA SIGA VIVO!

Hace un año, la presencia de Rodolfo Santana era algo que uno daba por sentado dentro del quehacer teatral nacional. Su dinámica sea bien en las letras teatrales era permanente y su incidencia en el mundo del cine, constante. Inquieto, perspicaz, agudo, tenaz y muy humano se distinguía por su afable carácter y su incansable sentido de trabajo que, más de una vez sorprendía porque parecía incansable. Ha pasado un año de su desaparición física pero su impronta está ahí, esperando que se revalore desde todos los ángulos porque Santana fue – desde mi honesta opinión- uno de los grandes autores teatrales del siglo XX - y de lo que se empieza a vislumbrar del actual. Una personalidad con relevancia que mucho aportó - y pudo seguir- aportando al cine nacional: por ende, todo lo que de él de emanó se debe aquilatar ya que creadores de su valía, pocas veces se repiten en una época.

Es tiempo de dejar homenajes graneados a su persona sino hacerlo muchos más visible y a lo largo de cada ciclo; sin embargo, es hora que el conjunto de instituciones teatrales del país, que la totalidad de los centros académicos y hasta el Centro Nacional de Teatro terminen de consolidar una Cátedra Permanente de Alta Dramaturgia “Rodolfo Santana” donde no solo se estudie y multiplique lo que Santana lego a través de una dilatada producción dramatúrgica sino que convoque a los grandes autores iberoamericanos que le conocieron a proseguir en la comprensión de lo que fue un alma inquieta y creadora como la de este venezolano: es necesario crear un teatro de compromiso e ideológicamente conectado al espíritu latinoamericano. Que las universidades diseñen e inserten dentro de sus pensa de estudios, materias comprometidas al estudio, valoración, contextualización y correlación de la obra santaniana ya que son síntesis críticas que él hizo a nuestra sociedad. Que haya un gran Concurso de Dramaturgia que lleve su nombre de carácter abierto a todos los autores de este continente y ¿por qué no? hasta nivel mundial.

Que se diseñe, construya una sala que lleve el nombre de “Rodolfo Santana” pero de carácter polifuncional experimental con aforo no mayor de 250 personas y capaz de albergar aquellas búsquedas creativas de directores, diseñadores como realizadores donde uno de sus objetivos sea la elevar la audacia y el reto de explorar nuevos lenguajes dramáticos contemporáneos pero eso sí, que esté en sintonía con la revisión de los conflictos del individuo, de la sociedad y en especial, de este mundo cada vez más anárquico y transversado de intereses que nada ayudan a ser hombres en revolución, esto sería proponerle al público disponer de una alternativa capaz para evadir lo superfluo del teatro de contemplación digestiva y a la vez tenderle una mano al compromiso necesario, sería pues ámbito donde dramaturgia y puesta en escena generen un piso vibrante a nuestra identidad y valores. Que hayan conferencias de alto nivel; que se propongan concursos de ensayos sobre las piezas menos conocidas; que haya un Concurso de guiones donde el espíritu de lo que empezó a transitar Rodolfo Santana empezaba a germinar en lo que actualmente es CENAC. Qué hayan espacios universitarios, comunitarios, campesinos y de zonas industriales y fábricas que permitan al estudiante, al pueblo, al campesino como a la gran masa laboral constar la contundencia de las tramas y argumentos de las piezas de Santana que a la vez servirá de puente reflexivo para debates que estimulen el re-pensarnos y re valorar lo que el proceso vivencia como futuro mejor.

Fomentar un Festival bianual donde las obras de este segundo padre del teatro venezolano sean producidas, circuladas y debatidas entre los creadores y el público sin tapujos a lo largo y ancho del país. Que el resto de sus obras sean asumidas en un corpus sólido pero unitario (aplaudo el esfuerzo del Fondo Editorial de Fundarte porque fue quien lo empezó a gestar) a fin que se analice y proyecte su inmenso legado escritural dentro de una producción teatral que llegue a todos por igual y con precios solidarios. Me quedo corto en proponer ideas porque el legado de Rodolfo Santana (1944-2012) debe ser patrimonio intangible del venezolano del s. XXI.