jueves, 20 de noviembre de 2014

EL VIAJE DEL INCOMPRENDIDO

Día lunes 17 de noviembre; lugar, Sala Federico Collado; evento marco: 32 Festival de Teatro de Occidente; obra: Robinson en la Casa de Asterión (2014) del profesor, investigador y dramaturgo guanareño, Tomás Jurado Zabala y dirección de Carlos Arroyo para una de las pocos colectivos que se reconocen en estos tiempos, me refiero a la Compañía Regional del Estado Portuguesa.

Texto dramático reflexivo, drama conmovedor que se adentro de lo que sería el periodo de cierre existencial del egregio, Simón Robinson (o, Samuel Robinson) quien fuese uno de lo maestros del Padre de la Patria, Simón Bolívar.

En el ocaso de su vida, viendo como se disolvía en el éter de la incomprensión de su tiempo lo que habían sido sus proyectos -casi utópicos- en cuanto a construir un nueva paradigma capaz de sostener lo que para su perspectiva, debería ser valores medulares para las insurgentes repúblicas recién liberadas del yugo ibérico. Ideas, experiencias y experimentos sociales educativos, donde lo humano pusiese un distinto cimiento para el accionar de las republicas y sus ciudadanos, de abrir otros resquicios de progreso al hombre americano del siglo XIX, en oposición a las viejas formulas que queían imponernos paradigmas la vieja y tradicionalista España, con sus leyes, reglas y normas, con sus visiones desgastadas.

Era una imponente y honesta cosmovisión de cambio revolucionario que fue incomprendida; tildada de desquiciada y que por su audacia, era provocadora. Un hombre frente a su laberinto. Un coloso de las ideas que pudo innovar pero que fue acallado. Ese es el personaje que nos habla desde esta obra.

Una pieza clara, contundente; un drama para que el espectador se pregunte ?hasta dónde hubiese llegado esas búsquedas y ese ideal de no haber sido invisibilizado por la ignorancia y la soberbia de los poderosos de ese tiempo pretérito? En fin, un texto que nos agrade o no, coloca en nuestro pensamiento que Simón Robinson esta aun vivo y que su ideales deben ser recogidos y ?por qué no?, ver si en esta América pueden renacer.

La resolución escénica dada por Carlos Arroyo fue sintética. Por un lado conformó una unión espacial consistente y significante para lo que era este drama. Desde la gráficación en el piso de una insinuación del laberinto donde nuestro quijote, se encuentra con ese ser terrible llamado Asterión, bestia mítica que se enfrenta a una de las luces de la América emergente, posibilitó con parquedad de elementos (sillas, una mesa y algunos objetos) lo necesario para que se articulase un todo donde la plantilla actoral condensáse lo fundamental que era el texto y la composición de sus papeles.

Hubo cuidado en que el fluído dialógico y el articulado de las atmósferas permitiesen dar sentido a los ritmos de cada unidad escénica, que los careos ideológicos tuviesen presición y efectuasen una composición tensa como magnética en la recepción del público. El ritmo interno de la puesta quedó dosificada con firmeza. por la entrega y densidad histriónica dada por Aníbal Grunn como Samuel/Simón en voz cuerpo y en proyección de sus parlamentos así como el todo de interacción argumentativa en lo que a mi modo de ver se convertía en un teatro tribuna o en un teatro palestra ante y con el espectador. Por su parte, el aplomado como imponente Wilfredo Peraza como Asterión, se impuso con fuerza orgánica, haciendo que su voz bien proyectada con matices precisos resonáse con la debida tensión; el uso de la máscara, simbolizó la esencia del minotauro al tiempo de un ave carroñera; imagen dual de un tiempo muerto y una sociedad seca como la que era la del viejo mundo español.

Simón en la Casa de Asterión resultó desde mi parecer, un espectáculo articulado. Una exposición artística espléndida porque se articulo en un mensaje y un esfuerzo digno. Un esfuerzo de producción austero pero fiel al sentido de decir algo. Un texto que dice. En fin, algo esencial para llevarse en la memoria como espectador. !Bravo!