miércoles, 19 de agosto de 2009

FESTIVAL DE TEATRO INFANTIL EN ANZOATEGUI

En otras ocasiones he escrito de forma reflexiva sobre algún espectáculo o evento dirigido para la infancia. En otras, he ido más en profundidad, buscando analizar los asuntos propios que enmarca a esta exigente disciplina teatral, sean dentro del contexto de los temas, formas de asumir la creatividad o aspectos inherentes a lo propio de las relaciones organizacionales que los grupos y compañías exponen en su diario hacer. Lo que si dejo saber a quien me lee, es no he ocultado mi interés de asumir con seriedad y responsabilidad el estar cerca sobre lo que acontece en un área escénica donde críticos e investigadores discurren, comentan, apoyan o simplemente, analizar las “facetas que lo estructuran”. Es ahora, en este breve espacio, buen momento para exponer un merecido espaldarazo al grupo anzoatiguense, Puertoteatro (un amplio grupo humano, técnico y artístico radicado, en Puerto La Cruz), liderizados por dos aguerridas figuras que tienen un alto tenor teatral tanto nacional como internacional. Me refiero a Nelly Villegas (dramaturga y directora) y Pablo Ramírez (director, actor). Ambos gerentes que aceptando el reto de tener un espacio propio, deben asumir no solo toda clase de contingencias administrativas, económicas (por la recurrente falta de compromiso del Estado a otorgarle la estabilidad subsidiaria que les permita accionar con pertinencia no solo el día a día que demanda la infraestructura, sino lo propio de lo programático), logísticas y comunitarias. Y he aquí el punto de esta nota: mi aplauso y reconocimiento a esa labor de edificar y mantener – a como de lugar- el Festival de Teatro Infantil “José Gregorio Romero”. Un encuentro dinámico, que ha sabido capturar la atención de los habitantes anzoatiguense y de otras regiones. Un evento multidisciplinario, exigente, donde se expone tanto en calle como en sala, las distintas expresiones del mundo del títere, lo escénico infantil y de adultos. Un evento que deber ser visto, evaluado y apoyado por cualquier autoridad comunal, local, regional y nacional ya que se enmarca dentro de los aspectos que exige desde la ley del niño y adolescente e, algunos aspectos de la Constitución Nacional vigente. Incluso, es una actividad que indiscutiblemente exalta y crear valores en lo que propio de nuestra identidad. He participado varias veces como crítico y como hombre de teatro y de esa experiencia me ha quedado que tras bambalinas se verifica edición tras edición, enfático tesón, audacia con creatividad, responsabilidad plena, empeño sistemático y un norte bien organizacional claro e inserto en ser un encuentro dirigido a toda la familia. ¡Un Festival que aun es adolescente –en este 2009, en su XI edición- en edad pero distintivamente comunitario y que espera ser apoyado sin remilgos! Algo más de una década pero desde sus inicios comprometiendo lo mejor de quienes lo organizan, de los grupos y artistas que participan y del público que los ha respaldado y que en conjunto son una fuerza y energía para el teatro venezolano.