viernes, 29 de octubre de 2010

APUNTES REFLEXIVOS PARA QUIEN DESEE DEBATIR

Más allá de las excesivas posturas por temas que han dividido al país teatral en cuanto a problema harto conocidos: polarización ideológica, crisis económica, censura de acá o de allá, efluvios descocados de algún directivo cultural de las altas esferas de la cultura ministerial, lo cierto es que por acá o por allá, en algún medio (blogs de individualidades teatrales, páginas Web genéricas u alguna tertulia inusual antes o después de un estreno, que lamentablemente solo se activan allí y no en algo que convoque de forma permanente al teatrista y sus pares) debería existir realmente una palestra amplía y menos underground donde tópicos como: estética teatral, relación entre productores – creadores, nuevas temáticas dramáticas, ¿Qué ahoga / asfixia la actividad escénica la falta de recursos o la ausencia de rigor / reflexión teórico conceptual?, aspectos de ¿Qué es un circuito emergente para viejas formas de hacer teatro? ¿Qué se entiende como laboratorio creativo para la energización del teatro nacional dado que estamos en el s. XXI pero siguiendo los cánones del pasado s. XX? ¿Qué es ser joven y porque la insurgencia de las nuevas camadas de creadores son apartadas u obviadas y solo lo que importa es seguir dándole el place al teatro digestivo?, etcétera no impulsa una acción, un movimiento, una actividad donde los consagrados, los reconocidos, los que buscan ascender, los que se sienten invisibles, los que creen que haciendo actividad para niños pueda dialogar con quien hace teatro de arte. En fin, un espacio cónsone a que quepan las convergencias y las disonancias, los pareceres y los contrarios pero en una sana dialéctica donde la atmósfera puntual sea saberse oír, saberse plantar con sus argumentos y en respuesta, saberse contar con opuestos filosóficos e ideológicos donde la tolerancia y el respeto den luces a fin que el arte, su técnica, su estética, su mecanismos de promoción, circulación y consumo sean diseccionados para vitalizar lo que en el fondo aspiramos: un teatro nacional unido y fortalecido. Solo una persona en este actual momento esta lanzando piedras al pozo. El director y profesor de la Unearte, Vicente Albarracín. No representa para algunas personas del medio teatral, la voz totémica del teatro nacional ni que sea el más adecuado para en este momento empezar a jugar con el avispero si antes cuando era un creador más imbuido no lo hizo; tampoco mi opinión es la más docta, la más pertinente o de más alcance en todos los ámbitos de un medio (twitter, facebook, badoo, skipe, sónico, Hi5, etcétera que hacen de una opinión callada, de la noche a la mañana rompa sus hits en el marcador de entradas hasta capaz de ser hasta el gurú de lo actual). Y sin embargo, me abrogo la necesidad de responderles a algunas de sus interrogantes ya que si interroga sobre algunos temas pues saldrá como la espuma quienes se sumen y quienes se opongan. Pero ello es algo que en la realidad “real” de nuestra actividad está prácticamente muerto. No hay que restarle mérito al Sr. Albarracín cuando desde su óptica / experiencia propone desde los roles de docente – más que de creador activo y sabemos que una vez lo fue y esperamos que retome esta difícil praxis- esculca razonamientos, pareceres, visuales, reflexiones que podría si se hace un buen corte y un análisis de rigor señalar parte del cuerpo del iceberg que parece siempre alertar pero que hunde los Titanic insumergibles de razonamientos hegemónicos que mucho daño hacen pero poco hacen para diligenciar la ruptura de las convenciones, la quiebra de convenciones y entendidos de que el teatro es esto y no aquello, que el arte debería ser de esta forma y segrega a otras manifestaciones, que la práctica debería estar obedeciendo a más a lo pragmático que a lineamientos de mística y rigor adimentados con pasión / imaginación / creatividad porque el imperio de la taquilla exige que como soy profesional me debo a él y siendo foca de las exigencias de moda, pues concreto éxitos pre a porte ya que así soy exitoso, mi cartel artístico, exitoso, mi producto, exitoso, la sala donde me presento, abarrotada y por ende, sigo siendo el norte y la quimera y no lo extraordinario y lo sagrado que otros hacen por ahí bajo el marbete de los invisibles, los novatos, los “revolucionarios”, los pseudo intelectuales que solo lo que hacen es masticar teorías pero aburren con sus producciones al espectador que se retrata en taquilla. La nueva columna del Sr. Albarracín (verla en su blog (http://vicentealbarracin.blogspot.com/) aborda el tópico de: “Teatros Visibles, Teatros Invisibles” ¡Interesante tema! Abre fuegos expresando que: “¿Cuántas obras de teatro están en cartelera este fin de semana en Caracas? Dificilísimo saber. Dependiendo de dónde te ubiques verás unas obras, unos teatros, unos actores, y aunque no quieras, tienes que saber que habrán otras salas, otras obras y otros actores que te resultarán completamente invisibles.” Yo replico ¿Qué es ser invisible? o, ¿Quién te invisibiliza? ¿Ser notorio, exitoso dada un montaje “x” o “y” lo cual deriva en algunos casos puntuales el consumo tras la compra de la boletería por taquilla de ese espectador potencial (el cual la más de las veces es atraído como “target” (segmento) consumidor) que te es fiel no implica que quien también sabe de tú éxito, nivel artístico- conceptual y estético (si lo hay, ¡claro está!) solo cubre el nivel de expectativa de ese público pero que no es de interés de otros espectadores dado que su necesidad de consumo cultural (recepción) está sensibilizado para atender la promoción / publicidad –más que le costo del boleto- de esa propuesta y así quien el que cree que es invisible está autoinvisibilizándose? ¿La cartelera expone realmente lo que en una algunos polos culturales como Caracas, Valencia, Maracay, Puerto La Cruz, Maracaibo, Porlamar o, Guanare donde la actividad es visible y notoria con sus altibajas en medios impresos y audiovisuales más allá del pendón, las pancartas y volantes) y menos aun sin contar con lo que la promoción espumosa directa de su cartel artístico movilice con fuerza magnética centrípeta más que con fuerza de su incisiva campaña de medios? ¿Qué es la cartelera? ¿Es la que se promueve desde medios impresos, radiales, televisivos, pendones, volantes, páginas WEB dentro de segmentos culturales de páginas on line, o segmentos culturales de noticieros de tal o cual canal o, sencillamente el manido “radio bemba”….? La promoción del un espectáculo / producción teatral hay que diferenciarla de la publicidad pagada. La primera, implica organización de grupo, ser proactivo, estar a tono incluso, con las redes sociales; más aun, cierto marqueting que aliado hasta con empresas –esto lo he visto en escena- donde un producto se anuncia antes, durante y después pero sin envilecer, prostituir o desvirtuar el mensaje, intención artística o concepto estético – conceptual sea dado por el director o configurado por el actor en su acto creador frente al espectador. Cierto lo que dice el Sr. Albarracín “Dependiendo de dónde te ubiques verás unas obras, unos teatros, unos actores…” pero ¿alguien me puede decir acá hoy Viernes 29.10.2010 cuáles son las carteleras oficiales o públicas que promocionan producciones teatrales para un espectador del este si hay un movimiento escénico de grupos, dramaturgos, directores, actotes, diseñadores, realizadores y productores que están haciendo su vida artística en el oeste, en el centro de Caracas? ¿Qué se puede escoger un trabajo escénico que satisfaga, de placer estético, sea “digestivo” si es el caso, o halagar lo intelectual si, en una breve temporada de por lo menos tres grupos en un lapso hay diez producciones dispersas en esto que llamamos “Gran Caracas”? y, ¿Qué pasa con las propuestas que se exponen en Miranda, Aragua, Valencia que con un esfuerzo está a la mano del público del área metropolitana? ¿Cuándo se genera una muestra, encuentro, festival -sea como el que culminó hace una semana organizado por IIAVE (Muestra Internacional de Teatro y Títeres de Caracas / La Red de Los invisibles) y dónde la gente culta, estirada, con gustos y expectativas hacen respingo de nariz o como un cierto crítico que todos alaban pero temen pasa y con sarcasmo espeta “¡el teatro del siglo XXI!”? Vaya, ¿difícil no? Dependiendo de donde te ubiques… Si, verás a unos actores (los mediáticos) frente a los que por razones varias no tienen imagen en cuñas, novelas, películas y demás. ¿Fácil o difícil ser visible o “invisible”? La cuota para discernir es amplia como una sábana más si esta está confeccionada a retazos de telas de distintas espesuras, calidades, texturas, colores y demás. El teatro no es tela para cortar. ¡Es arte! Difícil para unos; complaciente para otros; desagradable para aquellos, ofensivo para una minoría y muy pero muy complaciente –hasta narcótico- para un gran grueso del público si se deja atrapar por los cantos de sirena que hace que los marineros encallen y se hundan en esta escogencia cuando el oasis de su expectación está en otros mares…. La expresado por la actriz, productora y encargada del teatro San Martín es valido - léase lo que le dice al Sr. Albarracín- y que retomo: “María Brito, Directora Artística del Teatro San Martín, dice que están acostumbrados. Que así ha sido siempre. Ellos se han abocado a trabajar “de Capitolio para acá”, captando su público con volantes, pendones, una muy visitada cartelera dentro del teatro y alguna que otra gacetilla de prensa que les publican cuando el espacio del periódico lo permite”; son estos los mecanismos, las acciones, la acción de actuar, buscar y mantener a ese espectador potencial, cautivo o que, por primera vez acude a una sala de teatro. Todos al unísono esperan que el producto teatral sea de su agrado; que la taquilla se le olvide tras su confrontación con el hecho de arte (el teatro) y más de las veces que sin saberlo, puedan haberse tropezado con la sala, el montaje, los actores, el texto, el director, los elementos que hacen valedero que eso sea teatro – teatro y no una convocatoria de un ¡Pare de Sufrir!, un Mercal del teatro, una mercadito persa…., en fin, lo que es y no es. Pero a veces, en ese mismo teatro del oeste, sin tener promoción visible y nada de publicidad, tiene su público que no necesariamente es del oeste sino del centro y hasta en algunos de sus estratos del este que venciendo problemas de transporte, inseguridad, un lugar para descansar y charlar, verse y ver a los demás, hacen convivio antes, durante – e, incluso, después- de que el acto escénico se les haya revelado. Promoción / publicidad; mercadeo, marketing; estrategias / acciones de posicionamiento dentro y fuera de la sala… en fin, el acto en hacer unas son de cal, otras de arena. Tomando palabras prestadas del investigador Miguel Ángel Santagada en La recepción teatral entre la experiencia estética y la acción ritual (2004) afirma que: “El ambiente colectivo de la sala, el marco ritual del espectáculo, las variadas condiciones artísticas de su concepción y de su desarrollo, harían suspender o relativizar las preocupaciones cotidianas del espectador”; hago una inflexión forzada y apunto a que si las convocatoria determina unas coordenadas de la afirmación de la María Brito en que “así ha sido siempre” por otra inflexión diría que el título del artículo del Sr. Albarracín que “Teatro visible teatros invisibles” nos haga preguntarnos ¿de que trata de reflexionar el Sr. Albarracín?, ya que lo que no veo en el Trasnocho, Teatrex o el Teatro Premium de Los Naranjos estará tan invisible como el que se daría en el caso del Teatrino del Anna Julia Rojas, la Sala Esther Bustamante, el auditorio de la Escuela República del Ecuador o lo que se da en la calles, bulevares, mercados o de improvisto, al lado suyo sin que usted sepa que está ante una auténtica expresión de teatro de calle. Teatro periférico versus teatro consolidado, teatro excluido versus teatro de arte, teatro de esto versus teatro de aquello. Islas en una desembocadura del gran río del producir, circular y consumir. Teatro de botella para los desesperados que tienen sed de lo superfluo; agua con soda gasificada en forma de teatro digestivo que se paga a más de 150Bsf pero que ostenta la bella imagen de actores y actrices mediáticas. Teatro genuflexo pero exitoso, versus teatro provocador pero sin sintonía con el ansia de reír de un cierto espectador que vomita cuando le tocan sus tabúes, miedos, acorseteadas maneras de que esto es teatro comercial y aquello teatro experimental. ¿Dónde el acento? ¿Dónde la mirada? Más visible para seguir en el establisment de lo aceptado sea con un Monólogo del Vagina o un Soliloquio del pene sentimental. Pase usted amigo espectador a la cita de esta tarde y sea juez, verdugo, reo y prisionero de sus expectativas….