martes, 12 de octubre de 2010

IX MUESTRA INTERNACIONAL DE TEATRO DE TITERES EN LAS COMUNIDADES DE CARACAS

Bien lo denominaron sus organizadores: La fiesta teatral de los invisibles. Pero ello no porque grupos, compañías y artistas (locales, foráneos, comunitarios, emergentes, independientes o que se han facturado su hacer escénico en variadas disciplinas que van desde el teatro infantil al títere del pasacalle a teatro de sala o comunitario a actividades donde el clown o la juglaría en espacios no convencionales) captan la mirada e interés de un público que, por lo general, no cuenta con una variada vitrina de espectáculos de forma permanente sino que, este evento ha asumido la responsabilidad de un sentido social de retorno de su hacer para llegar a lugares donde la gran mayoría de los colectivos que se asumen como profesionales, consolidados o que reciben la dádiva del subsidio solo la considera porque es parte de una letra del contrato del convenio (la contraprestación) que suscribe para recibir el ansiado aporte cultural. La responsabilidad y el sentido de compromiso por quien no puede (por razones socio económicas) ir a los circuitos de consumo cultural (salas, teatros y festivales) en cuyos espacios se retrata una gran parte de ese segmento productor / consumidor viendo la calle, la plaza, el parque, el boulevard, los geriátricos, los hospitales y, en especial, los lugares donde el pueblo – pueblo está atrapado en esa rutina implacable del ganarse la vida, de buscar mejoras en cuanto a calidad de vida (educación, salud, transporte, seguridad, servicios, etcétera) percibe que arte y cultura, solaz y diversión para sus niños y ancianos, para la familia debe quedar de lado. Primero el estomago después la moral me parece rezar una frase brechtiana; pero la extrapolo porque también cultura ante la necesidad de la sobrevivencia ya que será la luz del espíritu y la paz del alma si hay comunión con la alegría y con la vida. Un Festival que por su naturaleza busque ser no la guinda de la torta sino un aditamento para que el ciudadano sepa que ello es también calidad para su entorno y por ende, para su vida como ciudadano, es una labor de patria. El Instituto de Investigaciones para el Desarrollo del Arte en Venezuela (IIAVE) bajo la mirada tesonera y un espíritu infranqueable como el que expone el maestro Alberto Ravara al frente de un equipo joven pero trabajador, se ha comprometido que el teatro debe dignificar lo arriba suscrito. Tarea nada fácil cuando debe año tras año, lidiar con empresas y entes públicos institucionales de Alcaldías, Gobernación y Ministerios para solo pedirles sencillamente una cosa: apoyo. Y no es simplemente algo que se traduzca en bolívares fuertes sino en sumar esfuerzo en muchas formas para que el evento sea como lo exprese más que una vitrina coyuntural donde grupos, creadores y artistas estén al lado del desposeído y de la clase social más desasistida sino que la acción cultural sea ariete para la revolución de la sensibilidad y la transformación de una sociedad que ve en consumismo y la evasión coyuntura de obras que poco modifican su entorno a crear atmósferas de saber que comunidad / cultura / educación son formas de enaltecer el ánimo cuando las nubes de los problemas del día a día se disipan en familia al ver a un grupo de artistas sacar esa sonrisa olvidada, que el niño vuelva su mirada no a las armas de juguete sino que vea como la creatividad y la fantasía pueden ser artilugios para vencer el desaliento y abonar la esperanza y que el anciano en el otoño de su existencia logre sentir nuevamente la levedad de aquellos años ya idos pero que retornan tras lo lúdico de saberse parte de un público igual que no tiene edad pero si esa deliciosa capacidad de iluminarse por la risa y un solaz que pocas o raras veces le acompaña. IIAVE con casi una década ha contado con apoyos y la mayoría de las veces, ese sentimiento de que su labor debe sumar más y más energía debido a promesas no cumplidas, a esperar y dilaciones de patrocinantes que solo buscan rédito político y que pareciesen no mirar más allá de sus narices. Solo es una gerencia de oportunidad cuando percibe que el ciudadano parece retribuirle de forma indirecta ese urgente soporte económico, logístico o promocional a un ente organizado como lo representa IIAVE. ¿Miopía o utilitarismo? ¿Burocracia o desdén? ¿Ínfulas de manejar cultural enquistada en hacerse esperar o abulia para saberse que tiene poder y esperar que desde la antesala que hace a quienes solicitan con denuedo ese acompañamiento institucional tienen que ir, hablar, explicar, y volver a ir, esperar e insistir para que una promesa sea materializable en concretos definidos para un evento que a todos beneficiara? Fuese cual fuese la respuesta solo los gerentes y directores de esas instituciones (arriba indicadas) lo saben, lo cierto es que el pueblo sabrá a la larga quienes año a año está donde ellos no aportan ni un ápice para crear algo tangible o algo permanente sea en forma de un proyecto, una política cultural, o una programación cultural constatable. IIAVE no cree en burocracia ni dilaciones, cree en el país posible, en la Venezuela que sabe que la “Revolución” no es cuestión de dinero y promesas sino de acciones contundentes, tenaces y permanentes. Sea bien el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, Fundarte, la Alcandía Metropolitana e, incluso la empresa privada (con mayor énfasis) que deberían hacer bandera de apoyo a iniciativas como la que ciclo a ciclo Alberto Ravara con esta Muestra en las Comunidades de Caracas y que ha tomado ese marbete de “los invisibles” suman la cal y la arena para edificar una acción, un logro, una realidad que cueste lo que cueste, está ahí para quien desee verlo, disfrutarlo y conjugarlo con lo que, en apariencia, son los ejercicios de la demagogia cultural institucional de estos entes que deben velar por el arte y la cultura en el ámbito de la Gran Caracas y ¿por qué no?, del país. LOS INVISIBLES SON VISIBLES En un ambiente animado, festivo y concurrido el telón de la IX Muestra Internacional de Teatro de Títeres en las Comunidades de Caracas levanto su bandera de alegría y convocatoria desde el pasado 08 de octubre y seguirá tocando múltiples espacios hasta el venidero 24 de los corrientes de este 2010. Su abreboca se dio en parque Central en un espacio abierto donde concurrieron los grupos La ranita Platanera (Nueva Esparta) con la sencillez argumental pero con filigrana técnica transmutada en su pieza El soldadito de Guardia de Raúl Gustavo Aguirre y con interpretación de Damian Antíguez. Le siguió la propuesta infantil de IIAVE intitulada La muñeca de trapo original de Alberto Ravara y dirección de Armando Volcanes. Luego, la propuesta Manuela Sáenz: memoria y presencia texto de Ravara y con la firmeza creativa en la composición de personajes y enmarcar un segmento de la vida de “La Libertadora del Libertador” con las interpretaciones de Ana González, Lilybell Trejo, Jhorman Jiménez, Carlos Sánchez y Frank Wiese. Teatro con su toque de historia y memoria para que el público sepa que las gestas y la heroicidad es parte del día a día en nuestra patria. Sucesivamente se presentaron un excelente artista del clown cubano (de la provincia de Cienfuegos y con más de 30 años en lides teatrales) Yoel Ramón Pérez Ruiz quien en representación del grupo Teatro Guiñol de Cien Fuegos, deleito con su trabajo escénico Chaplineando, lucidez, técnica depurada, soltura y síntesis con sus toques de magia capturaron de forma unánime el aplauso de grandes y chicos. Su presencia dentro de Misión Cultura expone como la calidad tiene formas y maneras de hacer que el arte de la sencillez tome a todos con su imaginación y la fuerza universal del Chaplin inmortal aun impregne nuestros ojos y sentidos. La exposición del grupo Teatro Barines de Muñecos (Edo Barinas / Venezuela) con su espectáculo de títeres, muñecos de varilla ganaron rápidamente la risa y empatía de todos. Trabajo con su agudos para reír y sus tonos con guiños para que hasta lo más duros del público no pudiesen sino igualarse con los chicos gracias al ritmo, tono y clima festivo chisposo que imbricaron en un lúdico momento donde sabemos que la experiencia del teatrista Lewis Quintero hizo que El rompecabezas rompiese de forma exultante ese primer encuentro de esta Muestra que ya empieza a subir como la espuma y hacerse bien pero bien visible en el corazón de quienes participan y en quien son sus receptores.