Si mal no recuerdo, el último gran Festival Nacional de Teatro se celebró en agosto de 1993. Había sido su VII edición. Contó con la presencia de grupos y compañías cercana a 57 delegaciones regionales y capitalinas. Desplegado en 18 salas y sumando diversas propuestas en ámbitos alternativos. Evento organizado por CONAC con apoyo institucional del Centro Venezolano del ITI-UNESCO. Incluso, este festival sumó la presencia de 6 agrupaciones foráneas y articuló el anhelado III Congreso Nacional de Teatro.
Ya hoy el eco de aquel tiempo de fiesta del teatro nacional resulta algo nebuloso que poco impacto dejó a generaciones posteriores. Debemos decir que, para este momento, nuestra comunidad teatral solo percibe en mermados eventos como han venido siendo los Festivales de Teatro de Oriente y Occidente, dignos pero con altibajos según variables socio históricas. De resto, a lo largo y ancho del país, han habido figuras de tono mediano o menor pero sin capacidad de aunar en tiempo / espacio, lo significativo creador, las tendencias, búsquedas y/o experiencias que hacen sólido el ritual de lo escénico como algo verificable, actual y en consonancia al horizonte de expectativa de un país.
¿Por qué no se pudo seguir con lo que era esencial para el país teatral? Las respuestas son tan variadas como disímiles; y sin embargo, ¿Para qué hacer vanos recuentos si ello va quedarse sin un aliento de soluciones que insuflen lo trascendente de aquellos festivales?
Pero significativamente, de donde menos se esperaba resurge el atrevimiento como la comprensión que puede restaurar la concreción de una futura edición de esta magna fiesta para las tablas nacionales. Me refiero al pertinente esfuerzo de FUNDARTE dirigido por un hombre proveniente de lides del teatro y la poesía que gerenciando las políticas culturales municipales animó al actual Alcalde del Municipio Libertador de Caracas, Jorge Rodríguez, a fin de aunar fuerzas y desplegar músculo inimaginable en lo logístico, técnico, humano y económico para levantar del Festival de Teatro de Caracas 2011.
En este año, nuestra urbe estará tomada (del 11 al 25 de Noviembre) por la fiesta del teatro. Imbuida en ella habrá espacios para la exhibición, la formación, la reflexión, el debate, la consolidación de espacios y sobre todo, ese sentido de devolverle al país de un eje referencial donde un gran conglomerado de hacedores se re encontraran en, sobre y tras las tablas. Será una convergencia que retoma el brillo de una esperanza que parecía imposible de volverse a dar: re - celebrar la creatividad a todos nos toca como hombres, mujeres y jóvenes que ven en la escena una mirada a la realidad. Y hasta ¿Por qué no? ser aceptado como tácito Festival Nacional de Teatro.
Y no es cantidad por cantidad de grupos y presentaciones, no es un evento fortuito calificable de oportunistas sino que surge de atrapar de ese anhelo que vagaba por ahí saberlo sustanciar en un espacio temporal para que lo disímil dentro de las posturas creativas volviesen a dialogar con el publico y con la ciudad. He ahí la significativo y ¿Por qué no?, lo trascendente de este evento porque si uno lo ve a fondo, hasta podría decirse que podría calificarse de la nueva edición del Festival Nacional de Teatro que por años no había logrado levantar su telón.
Ahora se inicia una nueva convocatoria, un majestuoso festival y las caras del milenario arte de la palabra, la imagen e imaginación provocadora recibirá por todos, la insustancial gratificación: ¡los aplausos! ¡Que suba el telón!