miércoles, 16 de noviembre de 2011

UN CLOWN BIEN ANIMADO

Pocas las veces que uno como espectador puede en una sala sacar a su niño y que este la pase feliz y que se divierta de lo lindo. Ello me ocurrió al presenciar el excelente acto escénico del artista barquisimetano, Héctor Liscano quien proveniente de una cónsona y bien preparada base de narración oral, teatral y creativa en elementos como máscaras, marionetas y títeres entre otras, brilló con inusitada fuerza y talante desenfadado en los espacios de la Sala “Federico Collado” del Complejo Cultural Herman Lejter e inserto en la vitrina del FTO-2011 (Guanare / Edo, Portuguesa) con su grupo Teatrolatente y el gracioso, suelto, desparpajado y pleno de técnica histriónica como fluidez en el arte del clown para concretar la propuesta Las Aventuras de Clauss.

Un grato momento que capturó de rápidamente desde el primer número la atención de grandes y chicos. Mágico y habilidoso se percibe como “juglar moderno” que hilvana, trueca y metamorfosea situaciones que, más allá que podamos haberlas visto en otros artista de su talla, Liscano, se las apropió con personal sello y rúbrica acrobática / mágica que efectúo ante una masa espectadora que no se perdió un ápice de la poderosa atención que se desprendía de él hacia ellos y que articuló tras cada uno de los elementos que sostuvieron el andamiaje de lo propio circense (manejo aplicado y en pequeña escala del diábolo) con dobles juegos de intención con los espectadores que fue escogiendo de la platea, lo metódico del manejo de títeres, la destreza del inflado de globos (gloflexia), gags indirectos con el público, apelando siempre a no decaer en lo lúdico y ejerciendo, sin reparo, un ritmo intenso que el espectador sabía captar y por momentos, se le unía en una especie de mini compañía que dio redondez a su trabajo global.

Jugar a crear imaginación, proponer intercambios de risas cómplices con el público no es tarea fácil, se requiere que los recursos técnicos e histriónicos están aceitados y conscientes que en el espacio / tiempo de su ejecución, se debe ver no como práctica azarosa sino como parte orgánica de una labor de todos los días. En este artista, eso se evidenció sin tapujos, de forma espontánea y con una capacidad de embriagar al más adusto adulto como al más esquivo de los niños. Todos sumados en atención a un asunto particular: ¡ver, y creer que lo que ocurre en la escena cautiva!

Desde mi personal óptica, bien pudo Liscano y su trabajo Las Aventuras de Claussdebieron haber sido puestas no en la sala de teatro convencional sino más bien inserto en el espacio de la Carpa Cacao situada en el sector Los Próceres de la capital guanareña y al 1000% hubiese magnetizado a un sector infanto – juvenil que a veces no tiene una programación acorde a lo que allí debería estar programado. Con este solo artista que se multiplico por cien en casi una hora, el compromiso de otorgarle solaz, diversión y buen ejemplo que el arte puede ser algo insólito y profundamente transformador se puede emanar con la presencia de un artista tan integral como lo es –y estoy seguro- seguirá siendo: Héctor Liscano. ¡Mi aplauso y respeto a su arte!