lunes, 9 de abril de 2012

JOSEFINA, LA VIAJERA

Uno de los espectáculos de mayor relieve dentro de lo que ha sido la programación de La Red Municipal de Teatro y exhibida en el Teatro Catia (aparte de sus presentaciones en la sala “Alberto de Paz y Mateos” como del Teatro Municipal) fue el monólogo Josefina, La viajera expuesto por la prestigiosa agrupación cubana El Público, bajo dirección de su director artístico, el maestro, Carlos Díaz ( La Habana , 1955) y con la destacada performance histriónica de Osvaldo Doimeadios que expuso con seguridad compositiva y lúcida sapiencia técnica el reto de encarnar a este deleitoso personaje que, por espacio de hora y media magnetizó la atención de la platea. Un soberbio espectáculo teatral que contó con la perspicaz organización de La Alcaldía de Caracas (Fundarte), el Gobierno del Distrito Capital y el Ministerio del Poder Popular para la Cultura como mecanismo de hacer accesible la presencia de lo internacional teatral con alta calidad para el pueblo.


Josefina, La viajera pertenece al dramaturgo Abilio Estévez (1954) en cuya trama se ve discurrir a la centenaria Josefina nacida en la parte oriental de la isla. Ella vive una suerte de desasosiego, sueño y fracaso personal desde finales del s. XIX hasta una parte del s. XX. Tras ese periplo personal descubrimos no solo su propio sino que se descubre como ella coloca ante la mirada del otro, el valor de “lo cubano”, de ese interrogarse sobre “un adentro y un afuera” de lo propio nacional pero hilado con los sentimientos del desarraigo en cuanto a saberse o no cubana frente a los procesos de cambio de su país. Tentadora metáfora entorno al exilio interior de un personaje que especie de ola crepitante sobre la arena de lo existencial, empuja y re empuja el devenir de la conciencia de Josefina ante la permanencia de una angustia transformada en preguntas a la memoria y el olvido.

Como trabajo teatral afirmo –sin excesos de loas- que la dupla Díaz / Doimeadios lograron cuajar sobre las tablas del Teatro Catia, un desenfadado como estremecedor monólogo que supo exponer las líneas y búsquedas artísticas de un colectivo cuyo renombre ha calado con peso propio a lo largo de los últimos veinte años dentro de las tablas latinoamericanas. Colectivo que inició su actividad escénica hacia mediados de los años noventa con su “Trilogía de Teatro Norteamericano” para pasar con tenacidad, investigación y fructífero esfuerzo a recorrer no solo la dramaturgia mundial sino por la escenificación de autores cubanos contemporáneos y cuya cosecha ya está cercana o han pasado la treintena de montajes.

Sobre la presencia e incidencia del quehacer teatral de La Habana de Carlos Díaz y su grupo El Público hallé el comentario emitido por la teatróloga, Vivian Martínez Tabares en Pensar el TEATRO en voz alta (2008:48) lo siguiente: “El público, un título emblemático que más que un texto, un nuevo estreno de una conocida revista especializada o la vocación de conquistar el auditorio, representa el nacimiento «oficial» de tu «nuevo» grupo (…) que emerge con cuatro obras en repertorio y un estreno del ritual Jean Genet…”

La dirección Carlos Díaz indagó con el empleo de lo “travestí”, máscaras, el no rebuscamiento y si en el énfasis de la fuerza del actor para hacer sustantiva la comunicación con el espectador. Apeló con discreción a lo lumínico y una ambientación parca que permitió la buena labor del histrión quien acompañados de cuatro figurantes (visitaciones de Josefina: Laura González, Osvaldo Hernández, Ángel Ariel González y Rolando Boet) que sustentaron acciones coreográficas y énfasis en elementos no verbales a fin de conducir la puesta por un sentido de unidad conceptual preciso. He allí que la acción del actor Doimeadios se articuló con matices de doble connotación, silencios que subrayan entendidos así como vital capacidad física, vocal y gestual para dimensionar autenticidad lo que evocaba o sugería el personaje. La recompensa: ¡un merecido aplauso del público por tan regia caracterización!