lunes, 16 de julio de 2012

MARIA LIONZA EN EL PRINCIPAL

Con un Teatro Principal pletórico de risas y expectativas se reunió la gran familia de Caracas para constatar la secuencia de un día más de la realización de la VI Edición del Festival Internacional de Teatro de Muñecos organizado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura (a través del IAEM) con apoyo irrestricto del Gobierno del Distrito Capital y la Alcaldía de Caracas a fin que nuestros niños y niñas puedan deleitarse con esta deliciosa fiesta escénica cuyas figuras centrales son los títeres, las marionetas, los muñecos y demás formas creativas trabajadas con ahínco por decenas de grupos y compañías a lo largo del país.

Incluso, un evento que ha abierto su compás a excelentes delegaciones foráneas a fin de concentrar por un lapso determinado (del 11 al 15 de julio) esa “invasión de muñecos” accediendo a salas, espacios no convencionales, parques y hasta ámbitos educativos como un esfuerzo para facilitar ese encuentro de tramas e historias, técnicas como de la lúdica respuesta creativa de cientos de artistas que por años se han abocado a convertir estas disciplinas como un arte que no hace distinción cuando saben que es un público donde el grande se hace niño y el niño, un espectador que se sumerge gratificado y respetuoso a disfrutar lo que debe ser algo de todos los días: la cultura necesaria.

Es así que dentro de una nutrida programación destacó la presencia de la Agrupación Cometa de Cantaura del Estado Anzoátegui con su trabajo María Lionza del dramaturgo Robert Thompson, y versión de Cedhot Arias quienes dirigidos por el incansable Luís Vásquez asumieron llevar al público esta atractiva “fábula ecológica” donde un grupo es capaz de substanciar con imaginativos elementos visuales que va desde un particular teatrino, la construcción de muñecos (Jorge Maneiro) partiendo del diseño de Mariana Sellanes y articulados diestramente por con una técnica acoplada que no ocultó al ejecutante como se manipulan por el propio Luís Vásquez asumiendo al personaje Guaruro el cazador convertido, de Andreina Rodríguez dándole vida a la leyenda de Sorte, la reina María Lionza, al trabajo de Nairovis Perales asumiendo al personaje del Forastero y movilizar con soltura la Danta se permitieron darle fluidez a todos los elementos no verbales que integrados por la banda sonora originalmente compuesta para este trabajo por el músico Denis Miraldo, el diseño de luces de Nairovis Perales y el vestuario de Zulay Romero sumaron ese profundo acto de fe que es la calidad en comunión con la eficacia imaginativa y siempre con la base de una sapiencia en cuanto a como recrear con soltura, elegancia y técnica las dificultades que la escena exigía.

El efecto de recepción dejó la sensación que este grupo trabaja tomando las leyendas ancestrales, las historias locales y esa recreación de personajes que tiene ese toque de lo “real maravilloso” de nuestra “mestiza carne”. El lenguaje dentro de María Lionza no es acartonado; parte de la conexión de respeto con lo que somos como venezolanos. Los mitos propios no deben de ser desplazados por otros impuestos por culturas ajenas y que permanentemente se proyectan desde del “mago de vidrio” que es la televisión o peor, cuando llevamos a nuestros chicos a la ver películas en la pantalla de cine. El teatro debe mantener su compromiso de fe en revalorar lo originario con audacia, creatividad y calidad. Esto es lo que rescato esencialmente de la Agrupación Cometa de Cantaura quienes han ido esgrimido tras sus años de vida artística estas premisas.

Como prueba este espectáculo que enhebró tal y como lo expresa Cedhort Arias esa obligante ruta por hallar a esa “Venezuela, portentosa y mágica” en cada una de las formas artísticas que nuestra infancia merece contar. Labor de patria. Conciencia latinoamericana. Valores propios. Idiosincrasia que jamás debe ser subestimada. El FITEM como gran vitrina debe mantener esta línea de enaltecer lo nuestro a fin de crear el teatro que queremos.










Como prueba este espectáculo que enhebró tal y como lo expresa Cedhort Arias esa obligante ruta por hallar a esa “Venezuela, portentosa y mágica” en cada una de las formas artísticas que nuestra infancia merece contar. Labor de patria. Conciencia latinoamericana. Valores propios. Idiosincrasia que jamás debe ser subestimada. El FITEM como gran vitrina debe mantener esta línea de enaltecer lo nuestro a fin de crear el teatro que queremos.