domingo, 8 de julio de 2012

UNA VEZ MÁS POR FAVOR


El teatro de arte retomó nuevamente al Teatro Nacional. Del francocanadiense, Michel Tremblay (1942) la obra Una vez más por favor (escrita en 1998) el público caraqueño constató con satisfacción no solo un texto exquisito sino legitimar con la calidez de sus aplausos la constancia creativa y de permanencia del Teatro de Repertorio Latinoamericano (TEATRELA) quienes en el marco de celebración de sus veinticinco años de vida artística escénica continúan siendo uno de los grupos con calidad indiscutible calidad artística, técnica y pertinencia en cuanto a que ofrecerle al espectador en materia de teatro universal, latinoamericano o contemporáneo.

En este 2012, asumen la reposición de esta pieza de Tremblay la cual había sido escenificada por ellos en 2005 bajo la dirección de Costa Palamides y la excelente performance histriónica de una dama de las tablas como lo es la actriz, Diana Volpe. Pasados siete años, el Teatro Nacional les acogió por una temporada que inició el pasado viernes 06 y culminará el próximo domingo 15 de julio del año en curso.

Como buen escritor de novelas cortas, guiones de cine y teatro, Michael Tremblay pergeño Una vez más por favor (1985) como una “divertida y nostálgica pieza centrada en la memoria de su madre”; partes claves de su relación con ella, el develamiento del carácter de su progenitora, hasta de cómo se las ingeniaba para tolerarla, comprenderla y amarla profundamente pero, sobre todo que ese personaje tomó de ella lo esencial que le ayudaría a apegarse a ser lector voraz a soñar e imaginar y crear ávidamente hasta llegar a convertirse con el pasar de los años en teatrista de nombre. Es por tanto, esa mirada narrativa de un personaje que arma ante los ojos del público el sube y baja de lo existencial que puedo serle cómodo o difícil pero que, a final de cuentas, le ayudó a construir un devenir. El teatro es el fondo; la madre, el pilar y un personaje que con vívida descripción a modo de hebras de humor sarcástico deja una lúcida reflexión sobre la naturaleza de quien decide escoger el mundo de las tablas. Pieza anecdótica con toques autobiográficos; minimalista en sus acciones, plena de sutilezas y radiantes detalles que atrapan por su encanto.

Un delicioso espectáculo del grupo Teatrela la cual de entrada contó la afinada dirección de Costa Palamides en un trabajo fresco por su atmósfera intimista, con una planta de movimientos adecuados, el empleo del espacio justo y por saberse involucrar como desde su doble rol de director /actor para no perder el sentido de que era lo vital a proyectar sobre la platea. Acompañándolo, Diana Volpe con aplomado manejo vocal con tonos y semitonos bien colocados, con firmeza en la expresividad, desenvuelta con habilidad a fin que su personaje no descuadrase logrando ese razonable equilibrio entre un par de histriones que se muestran centrados con ritmo y delicia.

Las luces sabotearon el estreno debido a reflectores que deben ser revisados y que atentaron con la creación de ese juego escénico que merecía estar impecable. Creo que esta pieza proyecta en nosotros como un dramaturgo fue capaz de hacer una “reflexión sobre el histrionismo de la vida, la naturaleza del actor” y acentuar la permanencia de lo sensible que el buen arte dramático siempre será factor de eficaz comunicación o de sorprendernos con la vida desde la escena; incluso, hasta ¿por qué no? hacer brotar una pequeña lágrima por lo hermoso que espectamos

Líneas finales para Fundarte y las personas que programan: les exhorto a que emanen la información mínima (programas de mano) sobre lo que en estos espacios se programa; basta con situar una discreta marquesina -que no trastoque el patrimonio- que apoye al transeúnte en saber: ¿Qué se exhibe? Se debe garantizar la presencia del público para que valore el esfuerzo dado por ustedes al concretar que ¡la cultura y arte llegue a todos!

Publicado en Ciudad Caracas
Lunes 10 de Julio de 2012