De la energía y entusiasmo característicos de la gente joven egresada de escuelas e instituciones educativas y culturales de Caracas hacia 2007 se conformó uno de los grupos que en corta estadía ha gestado una perspectiva creadora con singular calidad y riesgo.
Me refiero al grupo Tumbarracho Teatro. Nacieron del impulso de artistas como Karin Valecillos, Giovanny García, Jesús Carreño y Nathalia Paolini entre otros forjasen como ente independiente a fin de empezar a asumir montajes que rápidamente fueron aceptadas tanto por el público como por la crítica especializada y sobre todo, a ganar el respeto de otros colectivos escénicos que no lo vieron como una agrupación “vente tú” sino como un núcleo de teatristas claros por expresar contenidos nuevos, trabajar con otro estilo y dejar claro que la calidad era un norte.
Sus trabajos: Cuentos de guerra para dormir en paz; Lo que Kurt Cobain se llevó o, recientemente Vino La Reina ha expresado que el teatro demanda preparación grupal, una aguzada e intuición creativa, responsabilidad a la hora de expresar conceptos y diáfana constancia en proseguir diferenciándose de otras agrupaciones nacidas en los primeros años del presente s. XXI.
