sábado, 3 de noviembre de 2012

VERSUS: UNA MIRADA A LA SOCIEDAD

La escena teatral capitalina ha tenido algunas opciones que, han dado satisfacción o dejan defraudada la expectativa del público. En lo que fue Octubre de 2012 se presento en breve temporada el Grupo Teatral Forte en –la calurosa y cada vez más incomoda- Sala Experimental del Celarg donde con tono audaz y acento beligerante a lo es el gusto de un espectador domado por comedias y dramas asépticos su propuesta de espectáculo Versus(escrita en 2008) por el dramaturgo argentino radicado en España, Rodrigo García bajo el urticante director, Vladimir Vera.

Versus como versión se imbuyó de un matiz corrosivo y actitud escénica sarcástica. Tomó el fondo temático textual con el objetivo de colocar insidiosas cuestiones ante el asombro del público como: “¿el sexo es una forma de expresar sentimientos?”, “¿el altruismo es una variante de la ineptitud?” o “la vagancia, la holgazanería, ¿es la verdadera condición humana? La respuesta a estas debían emerger del receptor si fue capaz masticar -consciente o inconscientemente- parte de elementos tesis recurrentes en este espectáculo como la denuncia de la monogamia o de la humildad como depravaciones de la naturaleza humana.

Vera sigue apostando a hurgar las teclas de aguante del público. A veces con tino contundente en recreación de imágenes que shockea su moral, goce estético y, más de las veces, -a pesar que ya coquetea con cierto “teatro digestivo”- a predicar un sello disímil a lo que se acostumbra a ver como práctica de resolución de dirección en estos años.

No obstante, Vera con esta producción de Versus mantiene una línea de vinculante con trabajos ya vistos como Goya o Crónicas de Palahniuck. En esta ocasión, la concreción de espectáculo trata de sostener ese imaginario de lo físico con mira a armar una poética transgresora pero que empieza a correr el síntoma de que la dirección está convirtiéndose en prisionero de sus códigos. Ello vulnerará tanto su capacidad imaginativa como futuros procesos de resolución escénica trasladándose ese agotamiento a la percepción de un espectador que siempre toma aire –si sabe que leerá como espectáculo y conoce la trayectoria del grupo / director- antes de enfrentar que se le trata de proponer críticamente con estas miradas a la sociedad desde la escena que se construye en Venezuela en pleno s XXI.

Tras constatar Versus valoré la clase de entrega histriónica dada por Jesús Sosa, Larissa Costas, Victoria Morales y Domingo Balducci quienes con dinámica actitud irradiaron de forma contundente las filosas interrogantes del dramaturgo; trabajo orgánico, físico y psicológico que trata a su vez de colocar otro lindero a la filosofía de ese actor desparpajado que interactúa antes, de forma previa al inicio de la escenificación o, incluso, al final como tratando de decir, no es van a ver o lo que observaron no es que ustedes hagan una mímesis o se identifiquen con lo que hacemos sino como una acción casi distanciadora de lo que asumimos es la conducta usual del intérprete que se encierra en un mundo de concentración para armar los límites de su verdad.

Esa clase de verdad compositiva de esta plantilla artística fue lo que me fascinó como hombre de teatro porque, a final de cuentas, el texto hecho representación supo mostrar parte de las tumoraciones morales y culturales de la sociedad contemporánea. Como coda, diré que la fuerza de piezas como estas como la capacidad de generar discurso nada acomodaticios a la recepción del espectador hace que, ir al teatro sea un reto a eso que manifestamos como o expectativa de goce artístico. La prueba que confrontó Versus fue que emanada por parte de un público que no salió cómodo de la función. ¿Es lo que el teatro debe hacer? ¡Hubiese sido interesante haber oído sus comentarios! Por ahora, Teatro Forte y Vladimir Vera está en sus asuntos creativos; veremos que ofrecerán más adelante.