miércoles, 29 de octubre de 2014

FORMACIÓN TEATRAL

¿Formase o prepararse en el lo escénico?, ¿Estudiar en una Escuela de Teatro y proseguir estudios universitarios donde perfeccionar lo aprendido?, ¿Inscribirse en uno o varios talleres con derecho a un montaje?, ¿Suscribirse on line en cursos que son ofertas en la Internet y que nos llegan a través de reconocidos portales institucionales?, o sencillamente ¿Tratar de ir al exterior para adquirir o participar en seminarios, talleres o cursos que son dictados por renombrados entes artísticos, culturales o particulares?, son en estos tiempos parte de las interrogantes que, a cientos de jóvenes ansiosos por ingresar al mundo de una idónea adquisición de saberes, técnicas o conocimientos les apremia en estos tiempos.

Por la década de los años ochenta, cuando me iniciaba en los estudios de teatro, existía un abierto abanico de opciones; en especial, la gran mayoría a formarse dentro de la línea actoral. Estaba por solo mencionar la relativas al entorno capitalino: el Instituto de Formación del Arte Dramático (IFAD / CONAC), la Escuela de Artes Escénicas “Juana Sujo”, la Escuela de Teatro “César Rengifo, la Escuela de Teatro “Porfirio Rodríguez”. Con el pasar de esos años, se abre), el Plan de Meritorios de la flamante Compañía Nacional de Teatro (CNT), el Taller del Actor (dado por el maestro Enrique Porte), los talleres de formación actoral sea bien de Taller Experimental de Teatro (TET), el Taller Nacional de Teatro (Grupo Rajatabla o del grupo Theja para solo indicar los relacionados con agrupaciones establecidas e, incluso, si mal no recuerdo, incluso estaba el un centro formativo dirigido por el maestro Gonzalo J. Camacho y talleres que impartían el actor Andrés Magdaleno y su esposa, la actriz, Nathalia Silva en lo que ellos llamaban el Teatro La Comedia.

En transición de los años ochenta y noventa, aparece la Escuela de Artes de la UCV; los talleres del Grupo Actoral 80, irrumpe el Instituto Universitario de Teatro (1992 / IUDET) y hasta la presencia del bachillerato en artes del CONAC así como un sin fin, de talleres variopinta dados o impartidos sea bien por el Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral (CELCIT). También estuvieron generando una acción formativa entes culturales como el Ateneo de Caracas y el desaparecido Centro Cultural Prisma. La casi totalidad pretendiendo crear espacios para el ingente interés de una juventud que anhelaba acercarse con mayor formalidad al hecho artístico y oteando que era menester pasar del amateurismo hacia un sentido de idónea preparación en terrenos que se abrían desde los campos de la actuación, dirección, diseño, dramaturgia y con excepciones, formando cuadros técnicos, gerenciales en producción, realización y uno que otra
línea en lo investigativo.

Sin desmerecer, sin olvidar, sin minimizar o desvalorar todo esos esfuerzo irrumpe la aglutinación de los institutos de danza, música, teatro y artes plásticas para conformar lo que, en la actualidad en este siglo XXI conocemos como la Universidad Nacional Experimental de las Artes (UNEARTE) la cual contó con tres sedes ubicadas en Sartenejas (música); Caño Amarillo (artes plásticas) y Plaza Morelos (Los Caobos).

Formar integralmente al artista del actual s. XXI, con firmeza y decidida voluntad de estar acorde al sentimiento de fortalecimiento del campo artístico en sus más amplias manifestaciones, la UNEARTE, hoy por hoy, cuenta con sedes en Mérida, Puerto La Cruz, Acarigua y Anzoátegui. Su pensa de formación se estructura con los Planes Nacionales de Formación (PNF) y su visión de lo transdisciplinario apuntala su norte. Hay que ir viendo como serán sus logros al cerrar esta década pero desde ya, su porvenir es muy prometedor. El país nacional así lo espera.