domingo, 25 de octubre de 2015

EL BUEN TEATRO ESTÁ EN CARACAS (II)

La programación del Circuito Teatral de Caracas
sigue activo y pleno de vigor. En lo programático el pasado fin de semana dos producciones expusieron no solo a la joven dramaturgia sino a una dramaturgia con cierta trayectoria. Lo exhibido se convirtió en opciones para proyectar otras inquietudes socio culturales al tiempo de hoy.

TEATRO CATIA

Al ir a este importante espacio escénico del oeste, lo primero que me ocurrió fue un encuentro inesperado con una gran actriz y amiga que, al verme, me dice: “Carlos, ¿tú por vas al teatro Catia? Y, casi sin inmutarme, le dije: “!Siempre que puedo, voy!”. Tras este breve diálogo quiero proyectar que soy espectador y que nuestro teatro debe ser visto esté donde esté.

Sé que es imposible ver todos los espectáculos, montajes y propuestas, pero es indiscutible que hay una amplia variedad de opciones para el espectador amante del arte de Thespis. Fue así que, aprovechando que estaban programados en este significativo espacio escénica del oeste de la ciudad, pude ver al Grupo Sobretablas de Venezuela con su excelente montaje familiar - otros dirán, “teatro para niñ@s”- Venciendo al dragón verde del joven y talentoso dramaturgo venezolano, Jorge Cogollo.

Contando con la perspicaz y afinada puesta en escena dada por Jennifer Morales, la conjunción de producción del grupo SobreTablas, se unió al Grupo de Teatro Jóvenes Actores de Vargas para contar desde las tablas la historia del niño poeta Pablito en búsqueda de hacer valer que el arte y la poesía, sean aspectos esenciales de la vida. La trama toca ese tema que hay que saber “luchar, querer y superar los miedos” cómo vía para lograr vencer todo obstáculo en la vida.

Trabajo muy bien articulado desde lo actoral donde el brillo histriónico dado por Juan Badilla (Pablito) deslumbró por su desenfada actitud y empeñó técnico. Junto a él, Ariana León (Bambalina), Celma Rojas (madre) y los resueltos como fluidos Nuvia González, Ángel Antonio Pelay Delgado, Wilker Smith y Gabriel Badilla quienes estuvieron acompañados por la soltura coreográfica de Enderson Belmote y Beatriz Ferrer. Créditos adicionales se dan a la letra creada por Víctor Manso y los arreglos de letra de Manuel Rodríguez.

Venciendo al Dragón verde fue un trabajo escénico que, con poco, se dice mucho y eso eleva un ejemplo que, en materia de teatro para nuestra infancia, hay visos que al nin@ se le debe tratar con respeto en cuanto a ofrecerle alternativas de entretenimiento con valores bien claros.

TEATRO PRINCIPAL

La otra propuesta verificada fue Purgatorio privado con aroma de café dentro de este importante teatro del centro de la ciudad. Del dramaturgo y titiritero, José Luís León (autor entre otras piezas de La niña azul o El último dragón) nos plantea dentro de los parámetros de la tragicomedia como tres mujeres en el ocaso de sus vidas, deciden asaltar un banco para vencer la inercia de sus vidas: pero, el tema es más profundo: el autor aborda el silente asunto de la soledad que aniquila a nuestros ancianos. Así, dentro del hilo de una desopilante peripecia, León hilvana aspectos que son significativos a cualquier vida, en especial, a la referida a nuestros adultos mayores que han entregado todo y hasta ¿por qué no?, tienen “secretos escondidos” capaces de conmovernos como personas.

Un trabajo sintético, con limpieza de la puesta en escena, con pocos elementos escenográficos pero firmemente sostenido en las estupendas actuaciones de cuatro actrices como lo son Verónica Arellano, Claudia Nieto, Laura Meza y de Jennifer Morales. Creo que el teatro sostenido con un buen texto, con eficiente performance histriónica sabiendo sacar con buena luz asuntos y situaciones que puedan ser verificados en lo social actual, crean esa empatía con el público.

Estoy convencido que Purgatorio privado con aroma a café es uno de esos textos que está dentro de la ecuación de calidad. Asimismo afirmo que el Centro de Producciones Alternas sigue estando al servicio del arte y creando esa posibilidad de sustanciar para los venezolanos y venezolanas propuestas de contundente peso artístico y, sobre todo, colocar las correctas de nuestro teatro nacional haciéndonos testigos excepcionales que, en este país, podemos ver buen teatro, divertirnos y a la vez, reflexionar.