miércoles, 4 de noviembre de 2015

OPORTUNIDADES Y TEATRO JOVEN EN CARACAS

Es bien sabido que ser joven y desear ser artista de la escena es algo difícil de equilibrar. Un joven necesita formarse aparte de tener aptitudes, ganas o pasión por lo escénico. A veces, las ganas de crear y expresar son más que ese fuerte anhelo por formarse para obtener ese bagaje que le permita desempeñarse dentro de cualquiera de la amplia diversidad de ramificaciones que lo teatral supone: que va de las técnicas fundamentales propias del histrión a las complejidades de la gestión o producción.

Ser joven es también contar con instituciones culturales que respalden su hacer una vez que ellos han obtenido con esfuerzo, perseverancia y esa inmensas ganas, los conocimientos, pericias y habilidades que le permitan ser competentes en el mundo del arte y poder ser aceptados más allá de noveles o emergentes como profesionales. He ahí que la situación se hace cuesta arriba. Y lo anterior descansa ante tantos jóvenes que una vez egresados de talleres, escuelas y hasta de universidades, se aglutinan como grupos que desean constituir proyectos de vida o artísticos y ganar aunque sea un pequeño lugar dentro del abigarrado universo de otros colectivos que les han precedido. Ser joven y aspirar ser reconocido es también luchar con los que de alguna u otra manera ya calaron dentro de la profesionalidad. Es siempre para el joven teatrista, un arduo por no decir, espinoso camino por contar con esa primera oportunidad.

Sin embargo, desde hace ya unos veinte años a lo largo y ancho del país, estos escollos han ido cediendo. Las oportunidades ya no son camino insalvable que les coarte su voluntad para poder decir a su tiempo, “!Estamos aquí y tenemos algo que decir!”! Desde el seno grupos teatrales se han abierto disímiles puertas y ejemplificaré con lo que ha hecho – en el caso de Caracas- a grupos consolidados como el Theja, el TET, La Fundación Rajatabla o el grupo Séptimo Piso más recientemente. También, ha habido un lento giro de instituciones culturales que han creado plataformas para que la juventud teatral local o regional pueda mostrar y difundir su hacer y va desde lo hecho por Fundarte y la Fundación Lamas con experiencias como el Festival Municipal de teatro o Las Muestras de Teatro para la Ciudad.

En tal sentido, hay que ver como se han abierto opciones en forma de eventos muy específicos como FESTEA organizado por el grupo Pathmon, el Festival Crea Joven organizado por Dairo Piñeres, las experiencias del Piquete dentro de la Caja de Fósforos, algunas experiencias dadas en el Trasnocho Cultural para los jóvenes directores, la apertura dada por la Sala Cabrujas en Chacao así como esos espacios vitrina de los Festivales de Caracas, Occidente y Oriente.

En este cierre del 2015, otra alternativa acaba de gestarse en el ámbito municipal para que la juventud teatral pueda optar por ese lugar donde mostrarse por vez primera el fruto de su esfuerzo creador en materia teatral. Me refiero al Centro de Formación Cultural “José Fernández Díaz” (FEZ) radicado en Pérez Bonalde de Caracas. Bajo la asesoría del dramaturgo Augusto Cubillán y el ímpetu de algunos jóvenes como Ibel Sierra y Miguel Leota, asumieron armar el FEZtival Teatro 2015.

Más que un festival, un encuentro para grupos emergentes, nóveles y sobre todo, jóvenes puedan tener otra ventana más para mostrar su quehacer. Apoyado con una modesta economía, articulando un modesto proyecto de gestión logran recibir el aliento de Juan Carlos Azuaje, director de la Sala Arte Nativo y se estructura un encuentro de carácter competitivo donde colectivos de Aragua (Grupo Clara de Asís Teatro dirigido por Juan Meza y quienes escenificaron la obra Pecados mínimos del escritor uruguayo, Ricardo Prieto); de Mérida (con su proyecto escénico Soledad pieza escrita por Gerardo Sama y con puesta de la profesora Arelys Lanz) y dos colectivos de Caracas, el primero, Artélite Producciones A.C. bajo la dirección de Carlos Mendoza con su propuesta de El Zoológico de cristal de autor norteamericano, Tennesse Williams y, el segundo de estos grupos fue el Grupo Teatral Cuatro Tiempos que conjugaron, por parte del trabajo de su director, Agustín De Freitas, un montaje de teatro poético titulado El amor en cuatro tiempos.

Todos estos grupos se exhibieron por dos días, mostrando esas ganas por expresar que la juventud merece contar con más espacios para que sus anhelos como creadores y artistas sean oídos, vistos y sobre todo, valorados.

Desde este espacio que es Bitácora Crítica, saludo y aplaudo estas iniciativas que ayuden al joven creador sea este actor o actriz, director o realizador, diseñador o realizador teatral porque han demostrado que no le temen a los espacios de confrontación y saben que desde la crítica al aplauso dado por el público ellos saben y comprenden que se valora su persistencia, su capacidad de expresar y sobre todo, esa energía propia de jóvenes que apuestan por el futuro.