miércoles, 7 de octubre de 2015

JARAMILLO, ESTÁ VIVO EN EL TEATRO VENEZOLANO

¿Dónde comienza una leyenda? ¿Cuándo una figura popular entra se hace parte del imaginario popular? ¿Qué hace que una figura artística pueda ser objeto de formar parte de un drama teatral? Preguntas que solo son apenas. la punta de un iceberg sobre lo que hace que una leyenda pueda partir del quehacer de una figura artística popular y que, tras su desaparición, sea material susceptible de ser trabajado por un autor con el propósito de recrear no solo aristas de una vida, brillos de una fama o el poderoso impacto que pudo haber tenido en la sociedad y el arte de su tiempo.

Bajo parte de estas premisas, el dramaturgo venezolano. Paul Salazar asumió de forma intensa, el indagar sobre la leyenda de uno de los cantantes más conspicuos del mundo artístico nacional. Me refiero al cantautor, Felipe Pirela. La osadía de investigar, indagar, averiguar, proponer y estructurar un drama con ribetes de comedia permitió que este Salazar cohesionara una pieza teatral titulada La última voluntad de Felipe Pirela.

Un proyecto apoyado por el Centro Nacional de Teatro en 2004 por medio del sistema de Co-producciones y que, junto a la dilatada trayectoria del colectivo Producciones Pequeño Grupo –cuya actividad en las tablas nacionales cuenta con veintiún años de actividad ininterrumpida – permitió que el público caraqueño y nacional, se encontrase con una fábula bien articulada, con un personaje que será icónico dentro del amplio repertorio de referentes dramáticos de este país y, sobre todo, de una obra que asienta con pertinente consistencia, una aproximación a quien fuese unos de los cantantes más queridos del pueblo venezolano.

Salazar no es un autor altamente reconocido pero si tenaz, muy trabajador, agudo y sobre todo, con empeño creador. Su dilatada labor dramatúrgica suma 15 años explorando el rigor de un oficio exigente. Nos ha legado unas dieciocho piezas en las cuales podemos solo mencionar tres títulos que han obtenido reconocimientos en importantes Concursos dramatúrgicos entre ellos: Don Shakespeare; ¿Quién se llevó el cumpleaños feliz?; Muerte en el cielo o Yo soy John Lennon. Un autor que merece ser compilado, estudiado y publicado in extenso con lo cual se llenaría parte de esos vacíos que tiene el teatro venezolano desde finales de los años ochenta del s. XX.

Con su pieza La última voluntad de Felipe Pirela y cuyo subtítulo es Sólo una vez se puede cantar el último bolero la vida de Felipe Pirela adquirió una densidad y una teatralidad que causó hondo impacto en el público espectador desde que se estrenó en 2014. Trabajado por Producciones Pequeño Grupo bajo la dirección del propio Salazar, se logró visualizar un trabajo dramático afinado, lleno de sutilezas y capaz de generar un algo en el sentimiento del nacional.

Con las impecables actuaciones de Aura D’Arthenay, Carlos Minoves, Jhonathan Urrea y Laura López quienes con entrega, desenfado, soltura escénica y buena compenetración sobre las tablas se sumaron a la presencia del sorprendente cantante Jorge Velásquez que asumió la voz de la leyenda y ofrecernos uno de esos montajes que aún resuenan en los distintos teatros donde se han presentado. La última voluntad de Felipe Pirela debería seguir estando en los teatros de esta Caracas. ¡Lo merecen por excelentes!