sábado, 9 de julio de 2016

ACTUALIZANDO: NOTAS REZAGADAS (05)

YERMA SEFARDI O, COMO LORCA ES UNIVERSAL

Antes de hablar sobre una versión y puesta en escena efectuada por Johnny Gavlovski E. para la obra, Yerma (1934) del dramaturgo y poeta español, Federico García Lorca (Fuente Vaqueros, 1936) que, fue exhibida por El Nuevo Grupo de Teatro de Habraica hace unos días atrás, en su acogedor teatro. Debo dejar claro, primero, que, lo visto aparte de ser una peculiar propuesta se inscribe como teatro amateur. Y segundo, que todo el conjunto de este montaje, es loable. Lo segundo, lo ampliaré más adelante.

Sobre lo primero, o deseo exponer que, el término cree prurito o connote algo despectivo. Solo trato de separar una cosa, de otra. Para ello, trataré de ampliar las orillas del término, lo cual me obliga a parafrasear lo que expone Manuel Gómez García en su Diccionario Akal de Teatro sobre el respecto y que nos hace entender que teatro “amateur” [para él, de ˂aficionados˃] es esa excusa que fundamenta cualquier entusiasta afición por el arte y, en especial, por el teatro.

Incluso, siendo este trabajo teatral, el resultado artístico de un club de teatro con una definida vocación / trayectoria en el quehacer teatral underground no profesional, se ha constatado que, ellos han sido capaces de sumar a reconocidos artistas de la escena (actores o directores) para crear una función catalítica en su persistente acción cultural; la cual no sólo es para recrear o dar gozo a los miembros de dicha institución sino hasta de competir con holgura, en el notorio Festival Inter Clubes que, año tras año, les aglutina en reñida pero lucida confrontación.

Este esfuerzo de conjunto del Nuevo Grupo de Teatro Habraica, bajo la batuta de Gavlovski, acomete una acción de versionamiento del texto lorquiano para irradiar ante el público, ciertas líneas temáticas sobre “el deseo, amor, envidia y los sueños rotos de una mujer yerma”, es decir, que por razones de su falta de conjunción marital o si es hasta propio de lo físico de ella – o hasta de él – supone, no poder concebir.

En un contexto rural y mucho más, el que vivió Lorca en la España de su tiempo, las tradiciones, la idiosincrasia, lar formas de organización de la moral del grupo como las interrelaciones de los individuos, arman una invisible pero poderosa ola de moral y un oleaje maledicente sobre aquella fémina que, tras años de unión marital, no fuese capaz de concebir.

Sobre esta premisa, este grupo teatral trabajó más de ocho meses y substanció una producción donde el mundo judío sefardí y las tradiciones de la noche nupcial berberisca se funden en un todo. El resultado: una Yerma que sigue estando viva en su sentido de ser un teatro universal. Que más allá de las formas o del contexto donde se trate de ubicar el drama, si hay respeto a la esencia del autor y la pieza seleccionada, su carga de mensaje habrá de llegar con fuerza, con sentido de metáfora, con capacidad de decir cosas.

Esta Yerma de Hebraíca, expuso en fondo y en forma, esto y ello, se aplaude. Fue una apuesta hilada con aplomo, con sentido estético, con ganas artísticas y con ese sentido de hacer que, el teatro no se convierta en mero espectáculo para unos pocos sino para ser digno y, ¿Por qué no?, hasta de estar a la par de grupos llamados profesionales.

Como coda, daré un aplauso en negro sobre blanco a: Alegría Benzaquén (Yerma), Morella Biaggini (Vieja Sol), Nissim Cojocaru (Víctor) así como a Abraham Jaifón, Jaime Lobatón, Ariel Medina, Jhonny Benchimol, Daniel Beniamini como a Etty Mizrahi y, a todos lo que, por espacio, no puedo nombrar.

Su trabajo fue estupendo. Su logro aplaudible. Su capacidad energética bien aceitada. Una Yerma que, desde mi personal visual, es un logro y un esfuerzo que debe seguirse mostrando.

Nota publicada en: El Mundo Economía&Negocios / Junio 2016